miércoles, 29 de diciembre de 2010

Muestra retrospectiva de Carybé en la Embajada de Brasil



(Buenos Aires)

Se puede ver la muestra de Carybé – Héctor Julio Paride Bernabó – en el Espacio Cultural de la Embajada de Brasil en la Argentina.
Curada por Solange Bernabó, la muestra se compone de pinturas – óleos, acuarelas, gouaches, esculturas, xilografías, ilustraciones para libros, libros, y un documental. Algunas de sus pinturas están acompañados por textos del escritor brasileño Jorge Amado, de quien se hizo amigo cuando fue a vivir a Salvador de Bahía, Brasil y los dos mantuvieron la amistad durante años.




 Nacido en el partido de Lanús, en el sur del conurbano bonaerense, Héctor Julio Páride Bernabó(internacionalmente conocido con el nombre de Carybé), es uno de los principales artistas plásticos del siglo XX.
Luego de vivir en Génova, Roma, Río de Janeiro y en otras ciudades de diferentes países, en 1950 se mudó definitivamente a Salvador, ciudad en la que permaneció hasta su muerte, ocurrida durante una ceremonia en el terreiro de candomblé Ilê Axê Opô Afonjá, el 1 de octubre de 1997.


Su relación con Brasil, en particular con Bahia, comenzó cuando, al leer el libro Jubiabá, de Jorge Amado, decidió conocer la ciudad de Salvador, escenario de las aventuras del protagonista Antonio Balduíno, héroe del romance. Al llegar, recorriendo los caminos que tanto lo habían fascinado durante la lectura, se identificó con los modos y costumbres de la ciudad y la eligió como morada definitiva. Inició con Jorge Amado una amistad que duraría la vida entera.



Las   obras de Carybé  están presentes en museos de todo el mundo. Hace unos meses un abigarrado dibujo de Carybé fue expuesto en Buenos Aires en una muestra de dibujo humorístico. Es que algunos memoriosos lo recuerdan en ese rol desde las páginas del diario Crítica en los años 40. Pero siempre, inserto en el periodismo gráfico o en cualquier otra ocupación, Carybé dedicaba largas horas al largo y trabajoso diálogo con el dibujo y el color. Así describía esa rutina diaria, lejos de la sublimación y misterio que suele adjudicarse al arte:

“Soy un obrero del pincel y trabajo un promedio de catorce horas diarias por día y no me desconecto. Es un trabajo que continúa en la cabeza, de noche. La famosa vida de artista es hija de su madre del trabajo, no tiene nada que ver con lo que la gente pensaba en 1890 de Toulouse Lautrec, de farras, música y cabaré. Lo que existe es trabajo, entrenamiento, porque si parás de trabajar te olvidás, perdés la práctica. Para mí, inspiración es el día en que amanezco mejor y las cosas salen con más facilidad. El artista tiene que dormir las horas necesarias y alimentarse bien”.



Según el antropólogo Hugo Ratier:

“…Su máximo aporte fue la primera representación iconográfica de las divinidades africanas, los Orishás, gigantesco friso de madera tallada con incrustaciones de otros elementos, donde cada divinidad aparece con sus atributos. Pablo Neruda los consideró “una gran escultura”. Por eso ocupan un lugar de honor en un museo de la cultura afrobahiana.

¿Argentino o brasileño? Yo diría que las dos cosas. Nunca abjuró de una identidad para asumir la otra, tal vez por ser tan latinoamericano. Bajando del barco o del avión, el artista bahiano retomaba un castellano bonaerense, con restos de tonada salteña, como si nunca se hubiera ido. Pena que en Buenos Aires hay pocas muestras de su arte. Una galería en cemento en la Galería Boston, bastante deteriorada. Y hubo también un mural en colaboración con Leopoldo Torres Agüero en la Galería Belgrano, en la calle Cabildo, que el dueño del local resolvió blanquear y borrar. “Era el dueño, tenía derecho”, comentaba Carybé. Sin ironías. ..”.

 Espacio  Cultural de la Embajada de Brasil - Arroyo 1142, CABA. Horario: de lunes a viernes de 12 a 19 y los sábados de 11 a 16. Se podrá ver hasta el 31 de enero de 2011.



miércoles, 22 de diciembre de 2010

Libros:La paleta del espanto - Gabriela Siracusano (ed.) - Editorial UNSAM


La paleta del espanto
Color y cultura en los cielos e infiernos en la pintura
Colonial andina
Gabriela Siracusano (ed.)
Editorial Universidad Nacional de San Martín
Colección Artes y Letras

(Buenos Aires)

La Editorial Universidad Nacional de San Martín ha publicado recientemente este trabajo de varios autores con la compilación de Gabriela Siracusano – doctora en Historia del Arte, investigadora del Conicet y profesora de la Universidad Nacional de San Martín y de la Universidad de Buenos Aires, autora de varios libros y artículos sobre arte colonial andino, especializada en la dimensión material y cultural de pinturas y esculturas del período -  acerca de la pintura colonial andina.
Se trata de una cuidada edición que incluye imágenes de la Iglesia de Carabuco (Bolivia), de la Iglesia de Caviaquiri (Bolivia), de la Iglesia de Santa María (Ledesma, Salamanca, España), de la Catedral de Vank( barrio armenio de Jolfa, Ispahán, Irán) de la Iglesia de Huauro (Perú), entre otras.
Dice Gabriela Siracusano:
“…La iconografía cristiana despliega una compleja red de estrategias visuales para aludir a lo que dicho sistema de creencias ha llamado las Postrimerías o Novísimos, es decir, los cuatro últimos momentos del ser humano, a saber: Muerte, Juicio Final, Infierno y Gloria. Estos relatos iconográficos remiten a una antigua tradición que hunde sus raíces en los registros textuales e icónicos medievales. En el Virreinato del Perú, este imaginario se desplegó de manera sostenida a lo largo de todo el territorio andino durante los siglos XVII y XVIII, como una de las vías para acompañar el proceso de evangelización iniciado desde los primeros años de la conquista. La lucha entre el bien y el mal, entre lo verdadero y lo falso, y un mensaje anclado en la relación pecado-castigo, se manifestaron como una estrategia visual efectiva para llevar a cabo lo que Serge Sugruzinski denominó “la colonización del imaginario”, fenómeno que evidencia no sólo rasgos de resistencia cultural sino también de adaptación y apropiación por quienes ocupaban, mediante sus prácticas y creencias, el lugar de lo pecaminoso: los nativos…”.
 Detalle de músicos y bailarines, José López de los Ríos,
Infierno, óleo sobre tela, 1684, Serie de las Postrimerías,  Iglesia de Carabuco, Bolivia


La paleta del espanto es un trabajo interdisciplinario que cruza las disciplinas de la Historia, la Química y el Arte. Mediante la investigación de los distintos autores del libro, se encaran distintas facetas del arte y la iconografía cristiana en América  del Sur. El Capítulo 4, por ejemplo, está dedicado a la restauración de cuatro lienzos monumentales de la Iglesia de Carabuco; el capítulo 5 al examen científico de los materiales pictóricos; el 6 se titula: Notas para detener el “Escándalo”: Fiesta, color e idolatría en el Virreinato del Perú, y analiza, por ejemplo,  una causa de visita de hechicería e idolatrías realizada en la provincia de Cajatambo en los pueblos de indios de Chacras y Andajes, en 1725, donde se hace mención a un edicto que condenaba a usar piedras y polvos de colores, pinturas en vasos, piedras y tinajas, instrumentos musicales y bailes como signos idolátricos. Habían pasado ya muchos años desde las primeras campañas de extirpación de idolatrías iniciadas en 1570 impulsadas por el Virrey Toledo. Sin embargo, tambores, flautas, chicha bailes y borracheras marcaban el ritmo de una fiesta incesante. Con motivo de la fiesta que celebraba la canonización de San Ignacio de Loyola, Bartolomé Arzans de Orzúa exhibía el lugar destacado que la pintura ocupaba en los festejos públicos que Potosí había celebrado en esta y otras oportunidades a lo largo de su historia.

Autores: Leontina Etchelecu, Teresa Gisbert, Blanca A. Gómez, Diego Guerra, Marta S. Maier, Andrés de Mesa Gisbert, Sara Daniela Parera, Agustina Rodríguez Romero, Carlos Manuel Rúa Landa, Gabriela Siracusano, Gustavo Tudisco.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Registros cuyanos en el Museo Nacional de Arte Decorativo





















(Buenos Aires)


Se inauguró recientemente la muestra Registros cuyanos en el Museo Nacional de Arte Decorativo. La exposición, auspiciada por la Dirección Nacional de Patrimonio y Museos
de la Secretaría de Cultura de la Nación, dentro de su programa de apertura federalista, ofrece al público visitante del Museo Nacional de Arte Decorativo,  pintura de paisajes mendocinos vistos e interpretados por el joven artista plástico Enrique Testasecca. Algunas pinturas de grandes dimensiones presentan paisajes de la Provincia de Mendoza, fuente de inspiración del artista. 



Testasecca observa con fidelidad la naturaleza que lo rodea y la reinterpreta con su particular sinfonía de tonos y veladuras avanzando hacia una síntesis formal y cromática donde montañas y cielo se convierten en franjas aladas o ígneas que se despliegan, majestuosas ante el espectador.

El pródigo paisaje mendocino ha motivado a los grandes maestros que nacieron o vivieron en Mendoza; como Fernando Fader; Fidel deLucía, fundador del Museo Provincial de Bellas Artes, y organizador  del Museo de Bellas Artes "Fernando Fader" de Godoy Cruz - Roberto Azzoni, Fidel Roig Matóns, Carlos Alonso, Juan Scalco y otros tantos de los que Testasecca es significativamente continuador.

La magnificencia de los paisajes mendocinos ha inspiradi, también a Alfredo Bufano, el poeta que ha cantado a ese paisaje con versos de gran sentimiento. Es por ello que se exhibe en esta exposición el retrato de Bufano que el escultor Agustín Riganelli (1890-1949) ejecutó en mármol y por el que ganó en 1921 el Segundo Premio Nacional y el Primero Municipal del Salón Primavera  y que forma parte del patrimonio del MNAD, ex-colección Errázuriz.
Poemas de Bufano cerca de cada pintura acompañan  también  las obras de Testasecca.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Muestra retrospectiva 1959- 1989 de Marta Minujín en el Malba

Colchones, París, 1963.
Archivo Marta Minujín




(Buenos Aires)


Se inauguró ayer una muestra retrospectiva de Marta Minujin en el Malba.


La muestra abarca treinta años de la obra de la artista argentina, curada por Victoria Noorthoon.



Marta Minujin con obra con cartones. Salón de la Jeune Sculpture, París,
1962

Marta Minujín, La Torre de pan de James Joyce, Dublín, 1980.
Archivo Marta Minujín

Marta Minujín, Música acuática de Haendel, 1960

Marta Minujín, El obelisco acostado, Bienal de San Pablo, 1978.
Archivo Marta Minujín

Marta Minujín, Importación Exportación, ITDT, Buenos Aires,
1968. Archivo Marta Minujín

Marta Minujín, 2010
Foto: Matías Roth



La exposición invita al espectador a reencontrarse con los proyectos más emblemáticos de Marta Minujín y mirarlos con otros ojos, además de acercarle algunos de los trabajos menos conocidos de su producción. De acuerdo con la curadora, el objetivo no es abarcar toda la producción de la artista sino invitar al espectador “a flexibilizar su mirada para quizás comenzar a encontrar dimensiones antes impensadas en los planteos de Marta Minujín”.

En sintonía con ese objetivo, el trabajo de investigación que se realizó -tanto para el diseño de la exposición como para la edición del catálogo- utilizó como fuentes primarias las obras existentes y, en especial, el archivo privado de la artista. El registro fotográfico y la documentación permitieron recuperar información sobre el dinamismo de obras       –objetos, construcciones, ambientaciones y acciones- originalmente concebidas, en su gran mayoría, para ser vividas por un espectador.

Victoria Noorthoorn destaca tres claves generales para abordar la “megapropuesta” de Minujín en la exposición y en el catálogo: La capacidad de proponer una constante redefinición de las categorías del arte resistiendo toda categorización, la posibilidad de imaginar un destino a escala mundial y su necesidad de afirmar una libertad de cuerpo y espíritu”, analiza.

Se trata de una muestra donde se invita al público a adentrarse en las obras y las acciones más y menos conocidas de la artista.

Antes de inaugurar la muestra, Marta Minujín sostuvo un diálogo con la curadora, Victoria Noorthoon y se vieron imágenes del montaje de la obra.

Pago de la deuda externa argentina a Andy Warhol,
1985

La artista, que tuvo una presencia mediática constante desde que empezó su carrera en los años ´60, habló con la curadora de la fama. Minujín construyó además un personaje, al estilo de Andy Warhol, a quien conoció en Nueva York, y comprobó en carne propia lo que éste decía acerca de la fama. Aparecer unos minutos en televisión logra atraer la atención del público más que de ninguna otra manera y constituye a quien aparece en la pantalla en alguien famoso. Lo que ella apreció en Nueva York lo hizo después en Buenos Aires.
Marta Minujín, La destrucción, 1963
Foto Shunk-Kender
(c) Roy Lichtenstein Foundation

Marta Minujin, El Partenón de libros,
Buenos Aires, 1983
Archivo Marta Minujín

Marta Minujín con obra con cartones.
Salón de la Jeune Sculpture, París, 1962

La muestra

La exposición se organiza, a grandes rasgos, de manera cronológica e incluye desde sus pinturas de 1959 y sus tempranas obras informales hasta sus ambientaciones multicolores de 1964 y 1965, desde sus trabajos sobre los medios de comunicación en 1966 hasta su experiencia hippie hacia 1968, desde sus óperas ficcionales en 1972 hasta sus proyectos de crítica sobre la realidad latinoamericana durante los tardíos años 70, para luego extenderse a sus proyectos de participación masiva.


El diseño expositivo presenta un formato afín a la vorágine de Marta Minujín, con paneles curvos y diagonales que invitan a introducirnos en su laberinto creativo. Incluye obras pertenecientes a colecciones públicas y privadas, 20 proyecciones con registros fílmicos, la reconstrucción y recreación de obras históricas e importantes documentos del prolífico archivo de la artista.

Están representadas sus obras más paradigmáticas, como La destrucción (1963), ¡Revuélquese y viva! (1964),  La Menesunda (1965), El Batacazo (1965), Simultaneidad en Simultaneidad (1966), Importación-Exportación (1968), Kidnappening (1973), The Soft Gallery (1973), Imago Flowing (1974), La academia del fracaso (1975), Comunicando con tierra (1976), El Obelisco de pan dulce (1979), El Partenón de libros     -que realizó con títulos prohibidos durante la dictadura militar en 1983- y Operación Perfume (1987), entre muchas otras. Además, Malba exhibe en la terraza del museo una selección de esculturas producidas por la artista durante los últimos 20 años.

 “En líneas generales, la exposición se concentra en la Minujín que no conocemos dadas las escasísimas exposiciones analíticas de esta gran artista en nuestro país. Me refiero a las facetas relativas a una producción que además de libertad, vorágine, exceso y egocentrismo, se caracteriza también por su método, precisión, rigor, resistencia, generosidad y un fundamental espíritu crítico, todas cualidades que claramente han contribuido a conformar una producción de vanguardia tan variada como compleja y a constituir a Marta Minujín en una autogestora de proyectos artísticos como no ha visto la Argentina”, explica Noorthoorn.

La investigación presenta a Minujín en diálogo con su tiempo, con los eventos nacionales e internacionales que se sucedieron en los diversos momentos de su producción y con las comunidades artísticas con las cuales se relacionó, tanto en la Argentina como en el mundo. Da cuenta de la forma en que la siempre provocativa producción de Minujín respondió, desde un primer momento, a una década de continuas transformaciones –los 60-, que vio nacer y desarrollar el nuevo realismo, el Pop, el arte conceptual, el arte de la performance, el happening, el arte de los medios, el videoarte, la psicodelia y el arte de acción y que, a su vez, transitó períodos de dictadura y violencia a nivel nacional y situaciones mundiales tan paradigmáticas como la Guerra de Vietnam o el viaje a la Luna. A todas estas circunstancias, responde Minujín una y otra vez. 

Las primeras pinturas
La exposición comienza con dos pinturas al óleo que pertenecen a una primera etapa de pintura pseudofuturista de Minujín -Las 4 Estaciones de Vivaldi (ca. 1959-1960) y Música acuática de Haendel (1960)- inspiradas en fragmentos musicales, que surgían de su intención de representar el movimiento. En los años siguientes, la artista entra en una vorágine productiva en la que busca encontrar su lugar en el arte. Con la incorporación de un sutil relieve en sus pinturas, construye obras tridimensionales que recubre de laca negra a la piroxilina. “Es en este preciso momento cuando aparecen dos preocupaciones encadenadas que marcarán fuertemente su trayectoria: una por tensionar el espacio real y, en consonancia con ésta, otra por construir una obra cuyo sentido se articula a partir de la experiencia del espectador”, explica la curadora. 

Los colchones
En 1962, Minujín empieza a trabajar con colchones usados y luego -en el terreno baldío de la impasse Ronsin de París- realiza La destrucción (1963), en la que invitó a colegas a intervenir sus obras con cartones y colchones para luego destruirlos y prenderlos fuego. En simultáneo, empieza a crear sus primeros colchones inventados, pintados con colores estridentes sobre tela de colchón y cosidos por sus propias manos.

Para Noorthoon, es justamente a partir de la conjunción de estas dos actividades -la acción catártica en la impasse Ronsin y la utilización del color en su trabajo en el taller- como podemos notar en Minujín una primera gran toma de conciencia sobre la potencialidad del espectáculo, otro elemento fundamental en el armado de su mapa de coordenadas y del mapa de coordenadas de la época.

El registro documental de La destrucción -a la que Minujín denomina su “primer happening”- y de los colchones multicolores, históricos y actuales, forma parte de la presente exposición. Especialmente para la ocasión, también se reconstruyó un colchón histórico (Sin título, 1962-2010), siguiendo el procedimiento de ensamblado con cartones y colchones, como en las obras que la artista preparó para La destrucción.

Marta Minujín, Revuélquese y viva, 1964-1985
Ambientación con colchones policromados y madera,
Colección privada




Los happenings: espectáculo y atención mediática
Hacia mediados de la década del 60, Marta Minujín realiza un conjunto de obras que buscan provocar al extremo, resistir el status quo, e instalar, gradualmente y en consonancia con otras propuestas de la época, el género happening en Argentina: Eróticos en technicolor y ¡Revuélquese y viva!, presentadas en el Premio Nacional Instituto Torcuato Di Tella 1964; La campana de cristal, happening presentado en Canal 7 a fines de 1964; La Menesunda, realizada en colaboración con Rubén Santantonín; Suceso Plástico, presentado en el estadio de fútbol del Club Atlético Cerro de Montevideo en julio de 1965; y El Batacazo, que presenta al Premio Internacional Instituto Di Tella 1965 y que luego llevará a Nueva York, en febrero de 1966. En todos los casos, se observa el interés de la artista por provocar el espectáculo, incitar la atención mediática e insistir en la necesidad de liberarse de las convenciones del arte contemporáneo de la época.

“La inserción mediática de Marta –que ella misma ha construido a lo largo de los años– ha alimentado una imagen muchas veces superficial de la artista y de su obra que ha opacado, en algunos casos, la densidad y la complejidad de sus propuestas. Ahora bien, este territorio mediático al cual Marta ha accedido a través de su mágico carisma y contagioso entusiasmo puede haber sido, a mi entender, un mecanismo de defensa ante el contexto imperante en los distintos momentos de la Argentina, tanto en lo que refiere al contexto cultural e institucional como político”, sostiene la curadora.

Como parte de su investigación sobre las posibilidades del colchón, en Malba se presenta la reconstrucción de ¡Revuélquese y viva! (ambientación con colchones policromados y madera), realizada por Minujín para la exposición Recordando al Di Tella (Fundación San Telmo, 1985). También se reconstruye su obra The Soft Gallery (1973) con 200 colchones nuevos provistos por la firma Piero, que luego serán donados a la Fundación Make a Wish. Además, se presenta la ambientación multisensorial y polimatérica La Menesunda (obra creada en colaboración con Rubén Santantonín), mediante el registro fílmico del recorrido, material de archivo, y la reconstrucción de una de las dieciséis situaciones originales: una pareja en la cama. A su vez, en el espacio dedicado a El Batacazo, en Malba se evocan aspectos de la ambientación original con luces de neón y la proyección de imágenes de archivo.

El trabajo sobre los medios de comunicación
A fines de la década del 60, la artista explora la intersección del arte con los medios de comunicación masiva, a partir de la teoría de Marshall MacLuhan sobre las mediaciones. En 1966, junto con los artistas Allan Kaprow (EE.UU.) y Wolff Vostell (Alemania) diseñó Three Country Happening, una obra que sucedería en simultáneo en cada una de las respectivas ciudades de origen: Buenos Aires, Nueva York y Berlín. La consigna establecía que cada uno debía crear un happening que los otros habrían de reproducir en el mismo día y horario en sus respectivas ciudades. En Buenos Aires, Minujín propuso y realizó la acción Simultaneidad en simultaneidad, el único de los tres happenings que pudo realizarse, gracias al tesón de Minujín, quien además creó la ficción de la simultaneidad. En la presente exposición, se verán las proyecciones originales de aquel happening.

La utilización de los medios de comunicación y de los circuitos cerrados de información también está presente en sus obras Minuphone (1967) y Minucode (1968). En Minuphone, Minujín presentaba una cabina telefónica similar a las presentes en las calles de Nueva York, que sorprendía a sus visitantes con una serie de efectos especiales aleatorios que convertían la experiencia en algo fuera de lo convencional: “un modelo desalienado”, como lo definía la artista. En la presente exposición, se podrá ingresar a la cabina original.

Por su parte, Minucode fue una “ambientación social” en formato de videoinstalación, presentada en el Center for Inter-American Relations (hoy Americas Society) de Nueva York. Allí podían verse las filmaciones de cuatro cócteles realizados con integrantes de diversos campos profesionales (económico, político, de la moda y artístico), quienes previamente habían respondido a una convocatoria pública efectuada por la artista en varios periódicos norteamericanos.

“Minujín manifestaba interés en realizar un estudio sociológico sobre los efectos de los medios masivos en una determinada sociedad, al tiempo que también se interesaba por el análisis de una herramienta fundamental de su estrategia artística (y, me animo a decir, de supervivencia artística): el poder de la fama entendida como una estrategia mediática que permite, en los hechos y de manera performativa, cambiar la realidad de las personas”, explica la curadora.

En esta exposición, se presenta una ambientación con la proyección de cuatro films que registraron aquellos cócteles.


Los años hippies
A mediados de junio de 1968, Marta Minujín realiza Importación-Exportación, en el Instituto Di Tella, propuesta en la que intervinieron performers y se emplearon luces de colores, humo, slides, films, música, fragancias, pósteres y hasta una tienda con exhibición de productos hippies importados de Nueva York. El objetivo de la artista era “importar la cultura hippie” desde Nueva York y, posteriormente, exportar la cultura porteña a Estados Unidos,  segunda etapa que finalmente no pudo realizarse.

“En el Instituto, la obra se estructuró a través de cuatro salas en las cuales el espectador podía desde empaparse de la música de Jimi Hendrix y Manal y del incienso con fragancia a sándalo hasta danzar con los performers que se movían al compás del Hare Krishna; asistir a varias boutiques hippies o crear sus propias proyecciones psicodélicas a través de la manipulación de filminas pintadas por la artista sobre planchas de acrílico. Todo lo cual respondía en Minujín a un estado de viaje, en ese momento muy alejado de los acontecimientos políticos que se sucedían en Buenos Aires y en el mundo”, explica la curadora Victoria Noorthoorn.


En Malba, se recrea un hippie lounge, ambientación con diarios y revistas de la época, trajes diseñados y utilizados por Marta Minujín en aquel período, registros fílmicos, música y un piso psicodélico similar al originalmente presentado en el Instituto Di Tella, pintado por la artista.


Performances
A comienzos de la década del 70, en un contexto de protestas civiles contra la guerra en Estados Unidos y las noticias sobre la represión de la dictadura militar en Argentina, Marta Minujín realiza en Nueva York, entre otras, dos importantes acciones en las que los performers son los protagonistas: Kidnappening, una combinación ficcional de secuestro y happening, e Imago Flowing, que fusionaba ópera y happening.

De regreso en Buenos Aires, al encontrarse con un país convulsionado, la artista realiza una serie de obras que deliberan sobre la realidad latinoamericana. Entre ellas, La academia del fracaso (1975), que proponía una reflexión sobre las potencialidades inherentes y liberadoras del fracaso. Para ello, la exposición incorporaba una tarima triunfalista donde el espectador podría recibir todo tipo de vítores, para luego pasar a recibir una vacuna y el consiguiente “certificado internacional de vacunación contra el triunfalismo”, además de encontrarse con un segundo enfermero “que tiene la misión de darle la ‘inducción al delirio de pobrezas’” y asistir a conferencias de individuos “fracasados”, según explica la curadora en el catálogo.

En la exhibición, se propone un recorrido por aquellas performances de la década del 70, a través de proyecciones, fotografías y documentos.  

Acciones latinoamericanas  
De regreso en la Argentina, y en una Latinoamérica mayormente oprimida por férreas dictaduras, a partir de 1976 Minujín focaliza su mirada sobre la región y elabora un importante conjunto de obras que proponen alternativas a la dureza del presente, mientras reivindican la importancia de los lazos sociales así como la afirmación de la subjetividad.  Entre las obras más destacadas de este período se encuentran la dupla Comunicando con tierra y Autogeografía, que presenta en el CAyC en 1976, y Espi-Art, que inaugura en la Galería Birger en 1977.

Otra obra paradigmática que refiere a la realidad latinoamericana es la que Marta realiza en 1985 con Andy Warhol una vez restaurada la democracia, El pago de la deuda externa con choclos. Durante esta acción, que Minujín lleva a cabo en The Factory, la artista “paga” simbólicamente a Warhol la deuda externa argentina con mazorcas de maíz. En la presente exposición, se verán tres fotografías tomadas durante aquella fotoperformance.


Obras de participación masiva
En 1978, Minujín es invitada a participar en la I Bienal Latinoamericana de Arte en el Parque Ibirapuera de San Pablo. En tal ocasión, y en sintonía con sus preocupaciones sobre la realidad política, la artista propone horizontalizar el Obelisco de Buenos Aires. “Minujín construyó un obelisco de las mismas dimensiones del Obelisco porteño, recostado y recorrible por dentro. Con este gesto, buscaba ‘desplazar un mito de un país a otro, alterar la ley de gravedad del mundo [transformar] lo vertical en horizontal y producir un estado de conciencia oblicua dentro del símbolo Obelisco. No es difícil de percibir, en este proyecto, la crítica que la artista enunciaba respecto del estado de las cosas vigente en la Argentina de ese momento y, específicamente, respecto del sistema verticalista por excelencia propio del régimen militar”, señala la curadora.

Con El Obelisco acostado comienza una larga serie de obras que resulta de sus investigaciones sobre la desmitificación y caída de los mitos, tanto universales como 
nacionales. Este cuerpo de obras se manifiesta, por un lado, en las obras monumentales de participación masiva, y, por otro lado, a través de dibujos y esculturas.

Las obras de participación masiva, en las cuales el arte es concebido como herramienta para el fortalecimiento de los lazos sociales, culminan en la Navidad de 1983, pocos días después de restituida la democracia en la Argentina, con el monumental El Partenón de libros, donde los 20.000 libros que lo recubren (una gran mayoría de los cuales fuera censurada durante la dictadura militar) son luego distribuidos por Minujín entre bibliotecas públicas y el público presente.

“Con este gesto y el posterior desarme de la obra, Minujín cumplía su objetivo de que la obra ‘vuelva al público’”, concluye la curadora en el ensayo del catálogo. Con el registro fílmico de esta gran obra y el de otras dos acciones que Minujín organiza sobre la avenida 9 de Julio: Operación Perfume (1987) y Rayuelarte (2009) culmina esta retrospectiva histórica.


Marta Minujín nació en Buenos Aires en 1943 donde vive. Artista precoz, trabaja desde los 12 años y realiza sus estudios en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano mientras asiste en calidad de oyente a otras tantas academias. Tempranamente comparte el caldero del arte local con Alberto Greco, Jorge de la Vega y Pablo Suárez, entre otros artistas. Exhibe en la Galería Lirolay en 1961 obras informalistas. Obtiene un importante número de becas, y con la primera, se instala en París en 1961; allí se vincula a artistas informalistas y, luego, del Nouveau Réalisme, así como al crítico Pierre Restany hacia 1963. Durante este año realiza La destrucción de sus propias obras con Christo, Lourdes Castro y Jean-Jacques Lebel a quienes invita a participar de la acción. Al regresar a Buenos Aires, gana el Premio Nacional Instituto Torcuato Di Tella 1964 con ¡Revuélquese y viva! (1964). En mayo de 1965, presenta con Rubén Santantonín La Menesunda en el Instituto Torcuato Di Tella (ITDT). Ese mismo año participa en el Premio Internacional Torcuato Di Tella 1965 con El Batacazo, que traslada a Nueva York, y presenta, en febrero de 1966, en la Bianchini Gallery cuyo socio era Leo Castelli. Allí entra en contacto con la vanguardia estadounidense y conoce a Andy Warhol y a Allan Kaprow, entre otros. En Nueva York, su obra se vuelca hacia los medios de comunicación de masas; proyecta Simultaneidad en simultaneidad (1966) para Three Country Happening que planifica junto con Kaprow y Wolff Vostell, para ser realizado simultáneamente en Buenos Aires, Berlín y Nueva York. Participa a distancia del Destruction in Art Symposium (DIAS) que reúne en Londres a artistas y poetas de todo el mundo. Ese mismo año, gana la Beca Guggenheim con el proyecto Minuphone, que materializa en 1967 y presenta en la Howard Wise Gallery de Nueva York. En 1968 presenta Minucode en el Center for Inter-American Relations de esta ciudad y luego, en Buenos Aires, su obra de carácter hippie Importación-Exportación en el Di Tella, por invitación de Jorge Romero Brest. Durante los años 70, divide su tiempo entre los Estados Unidos y Argentina. Entre Nueva York y Washington realiza una importante serie de happenings, que incluyen Sound Happening (1972), Interpenning (MoMA, 1972), Kidnappening (MoMA, 1973), Four Presents (Stefanotty Gallery, NY, 1974) e Imago Flowing (Central Park, NY, 1974), entre otras. En 1975 presenta en Buenos Aires La academia del fracaso en el CAyC (Centro de Arte y Comunicación) y en los años siguientes realiza acciones que indagan sobre la consciencia latinoamericana, entre ellas Comunicando con tierra (CAYC, 1976) y Arte agrícola en acción (San Pablo, México D.F. y Buenos Aires, 1977-1979). Al finalizar la década, desarrolla proyectos de participación masiva: entre ellos El Obelisco acostado (San Pablo, 1978), El Obelisco de pan dulce (Buenos Aires, 1979), La torre de pan de James Joyce (Dublín, 1980), Carlos Gardel de fuego (Medellín, 1981), y El Partenón de libros (Buenos Aires, 1983), con el cual celebra la primera Navidad en democracia. Son todas obras que cuestionan la rigidez de los grandes mitos; problemática que la artista aborda en sus esculturas de los años 80. En los últimos años, su obra fue incluida en importantes exposiciones y eventos internacionales en Nueva York, Stuttgart, Viena, Los Ángeles, París y San Pablo, entre otras ciudades. En 1999 el Museo Nacional de Bellas Artes organizó una primera exposición antológica de su obra, con curaduría de Jorge Glusberg.
Durante 2010, sus obras se han exhibido en las siguientes exposiciones: Marta Minujín: Minucode. Americas Society, Nueva York. Del 2 de marzo al 12 de junio de 2010; Imán: Nueva York. Fundación Proa, Buenos Aires. Del 24 de julio el 30 de septiembre de 2010; Marta Minujín. Minucodes. Instalación fílmica y environment social. Reconstrucción histórica de 1968. Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, Sevilla. Desde el 30 de septiembre de 2010; 29ª Bienal Internacional de San Pablo. Parque Ibirapuera, San Pablo. Del 25 de septiembre al 12 de diciembre 2010; y Seductive Subversion: Women Pop Artists, 1958-1968. The Brooklyn Museum, Nueva York. Del 15 de octubre de 2010 al 9 de enero de 2011.

CV
Victoria Noorthoorn nació en Buenos Aires en 1971. Curadora independiente, es licenciada en Artes por la Universidad de Buenos Aires, y recibió su Master of Arts in Curatorial Studies de Bard College, Nueva York. Fue coordinadora de proyectos del International Program, MoMA, NY (1998-2000), curadora adjunta de Exposiciones Contemporáneas en The Drawing Center, Nueva York (1999-2001) y curadora de Malba - Colección Costantini, Buenos Aires (2002-2003). Desde 2004, trabaja en proyectos independientes en Argentina, Brasil, Chile, Estados Unidos y Europa. En los últimos años, curó la 29ª Bienal de Arte de Pontevedra, España (2006), la retrospectiva de Ricardo Garabito en el Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires (2007), la exposición Beginning With a Bang! From Confrontation to Intimacy: An Exhibition of Argentine Contemporary Artists 1960-2007, Americas Society, Nueva York (2007) y colaboró en la presentación de León Ferrari para la 52ª Bienal Internacional de Venecia (2007), por la cual el artista ganó el León de Oro. Recientemente, formó parte del Comité Curatorial de Urgente! 41 Salón Nacional de Artistas, en Cali, Colombia (2008), y fue curadora general de la 7ª Bienal do Mercosul: Grito e Escuta, en Porto Alegre, Brasil (2009). En la actualidad prepara la curaduría general de la próxima 11ème Biennale de Lyon, a inaugurarse en septiembre de 2011 en Francia.


Actividades relacionadas con la exposición

Encuentro con la artista y la curadora
A cargo de Marta Minujín y Victoria Noorthoorn
Lunes 29 de noviembre a las 18:00. Auditorio. Entrada libre y gratuita.
Las entradas se entregarán una hora antes del inicio de la actividad 
, hasta agotar capacidad de sala.


Visitas guiadas
Miércoles y viernes a las 17:00
Domingos a las 18:00

Servicio de intérprete de LSA para sordos e hipoacúsicos
Domingo 12 de diciembre a las 18:00
Para confirmar su presencia: educacion@malba.org.ar  

 

à Familias a la Marta

Domingos 5, 12 y 19 de diciembre a las 17:00
Para niños de 4 a 10 años, acompañados por un adulto.
Duración: 90 minutos
se cobra entrada - Cupo mínimo: 5 chicos (máximo: 20 chicos).
Las entradas se ponen en venta a partir de las 12:00 del mismo día de la actividad.