jueves, 17 de agosto de 2017

Inauguración de las Nuevas salas de exhibición permanente del Museo Fernández Blanco

Arte y devociones dominicas en el mundo colonial 


Guillermo Alonso Director General de Patrimonio,
Museos y Casco Histórico del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
 en la inauguración para la prensa
Jorge Cometti Director del Museo Fernández Blanco inaugura
oficialmente las Nuevas salas de exposición 


restauración de objetos
las figuras que se restauraron
figura restaurada

Arte y devociones dominicas en el mundo colonial 


Objetos y prendas litúrgicas del mundo colonial 

Con el sudor de sus rostros - Artesanos y gremios en la Buenos Aires colonial 

Arte y devociones dominicas en el mundo colonial 

artesanos y gremios en la Buenos Aires colonial 
la restauración de las salas


objetos de plata
máscaras y objetos de plata 

Artesanos y gremios en la Buenos Aires colonial 

objetos en vitrinas 

(Buenos Aires)

Con la presencia de funcionarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires,
Representantes de la Orden de Frailes Predicadores de Santo Domingo, del Presidente de la Asociación de Amigos y de la Fundación  American Express – quien contribuyó con un subsidio para la restauración de las obras- se realizó anoche la inauguración oficial de las Nuevas salas de exhibición permanente del Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco. Antes de la inauguración oficial, se presentó a la prensa y también se realizó una visita guiada por todas las salas del museo. Brinda especial marco a esta presentación la recuperación completa de la fachada del Palacio Noel, obra realizada por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
La inauguración de las nuevas salas de exhibición permanente denominadas "Integridad, proporción y brillantez. Arte y devociones dominicas en el mundo colonial" y "Con el sudor de sus rostros. Artesanos y gremios en la Buenos Aires colonial" concluye la renovación integral en el Palacio Noel que ha incluido una importante labor para la restauración de piezas y su mejor conservación. El proyecto fue desarrollado por el Museo Fernández Blanco a través del subsidio internacional para la protección del patrimonio histórico que otorga la Fundación American Express, bajo el auspicio de la Asociación de Amigos del Museo Fernández Blanco, el impulso de la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la participación de la Orden de Predicadores de  Argentina. 


Integridad, proporción y brillantez

“Integridad, es decir perfección, proporción, entendida como armonía, y brillantez, no como lujo ostentoso sino en su acepción de luz y claridad en el mensaje, fueron los parámetros con los que el gran teólogo y filósofo dominico Santo Tomás de Aquino definió el Arte.
Al igual que en el resto de América, a su llegada a los territorios de Córdoba del Tucumán, Cuyo y Río de la Plata, la Orden de Frailes Predicadores de Santo Domingo se empeñó en el perfeccionamiento de la Fe, en la difusión del conocimiento filosófico y de la ética cristiana, y en la promoción de las artes.
A través del esplendor de sus conventos y templos, el bien y la belleza fueron entendidos como reflejo de lo divino. No fueron sólo promotores y protectores de artistas y artesanos, quienes muchas veces vivían o tenían su taller en los propios conventos, sino que, también, los mismos frailes ejercieron diferentes disciplinas artísticas. Por su parte, los terciarios de la Orden y los cofrades de
la Virgen del Rosario propiciaron la importación, la producción y la donación de obras de arte para los templos. Así, los conventos de Predicadores se abastecieron de producciones locales, pero también enriquecieron sus altares y claustros con obras provenientes de otros lugares de América, Europa y Asia.

La iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Buenos Aires fue el último gran templo erigido en la ciudad durante el período colonial. Construida a lo largo del siglo XVIII, gracias al aporte financiero de Juan Lezica y Torrezuri, Manuel Rodríguez de la Vega y otros terciarios, fue consagrada en 1786. Las esculturas, retablos y pinturas que la revistieron, con excepción de la imagen titular, mucho más antigua, fueron realizados entre 1770 y 1820, convirtiéndose así
en un conjunto notable de homogeneidad estilística. Lamentablemente, los infortunados hechos de 1955 provocaron la destrucción o dispersión de muchos de esos bienes artísticos. Sin embargo, algunos de ellos tuvieron como destino al Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco.
Como cierre del VIII Centenario de la Confirmación de la Orden Dominica (1216-2016) y en el marco del IV Año Jubilar de la primera santa americana, Santa Rosa de Lima, (1617-2017), el Museo Fernández Blanco se suma a estas celebraciones con una muestra que pone de manifiesto el accionar de la Orden de los Predicadores en el Virreinato del Río de la Plata a través de los lienzos, tallas y objetos litúrgicos exhibidos en sus nuevas salas”.

Con el sudor de sus rostros
Artesanos y gremios en la Buenos Aires colonial

“En Buenos Aires, el término gremio era utilizado desde época muy temprana por los artesanos y las autoridades, sin embargo fue recién en 1780 que el Virrey proclamó “la conveniencia de reducir a gremios y por clases a todos los artistas y oficiales mecánicos”, ordenando comparecer ante el Escribano de Gobierno a quienes fuesen maestros, oficiales o aprendices, términos con los que se referían a sí mismos. Los zapateros que se presentaron fueron 354, constituyendo la actividad artesanal con mayor cantidad de miembros de la Ciudad, seguida por la de los carpinteros, los sastres y los albañiles.
Los artesanos constituían una categoría social amplia, diversa y jerárquica, siendo el material con el que trabajaban lo que determinaba la diferencia. El cuero y la madera no poseían la nobleza de la plata, por ello los plateros exigieron que su gremio fuera reconocido un arte liberal y no un oficio mecánico.
Las piezas exhibidas permiten aproximarnos a los saberes, la producción y el consumo de aquella sociedad, sus necesidades y sus gustos”.

Ver para celebrar: Objetos y prendas litúrgicos en el
mundo colonial

“La liturgia exige el uso de prendas y objetos específicos para la celebración del culto público, del cuales quizá la misa el ejemplo más acabado en la iglesia católica. Dichas prendas y objetos son signos y símbolos que remiten al dogma.
De allí, la casulla con que se reviste el celebrante y el cáliz que eleva son atributos imprescindibles que legitiman el acto que realiza, un acto sagrado.
La sacralidad de estas prendas y objetos se hace manifiesta a través de los ricos materiales y sofisticadas técnicas con que fueron realizados, en las que se percibe un valor estético compartido por los fieles. El ritual entonces demandaba la confección de prendas y objetos por parte de diversos artesanos, como sastres y plateros o cordoneros y tallistas, los mismos que producían para abastecer las necesidades de la vida cotidiana.
Las piezas exhibidas dan cuenta de un valor estético propio del pasado, si bien el sentido de aquellas prendas y objetos permanece inalterable”.

El guión completo

“Con la apertura de este grupo de salas nuevas, el Museo de Arte
Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco concluye el guión museológico dedicado a su patrimonio de arte colonial: El cuarto mundo.
El cuarto mundo es un relato posible sobre nuestro pasado colonial.
Es también una lectura sobre el impacto que produjo en un mundo concebido occidentalmente como tripartito y jerárquico, de europeos, asiáticos y africanos, la irrupción de un cuarto espacio desconocido: América.
La lente se ajusta sobre los actores de la historia, igualmente ricos y complejos y el devenir de influencias culturales entre lo viejo y lo nuevo, entre lo conocido y el misterio, entre la realidad y la fantasía. Ya sea por imposición o sacrificio, por la conveniencia económica o la búsqueda desesperada de estrategias de supervivencia, los aventurados, los sometidos y los clandestinos, todas esas voces diversas contribuyeron a generar un producto original e irrepetible que se tradujo en todas las manifestaciones del arte hispanoamericano, el primer capítulo de nuestra identidad.
Buenos Aires, como pocas ciudades en Latinoamérica, ha borrado de manera vergonzante el paso de los siglos coloniales. El Museo Fernández Blanco es el único espacio donde podemos unir los retazos de ese pasado virreinal, a través de testimonios artísticos generados por tres áreas geográfico culturales de influencia, el mundo Surandino, fusión de los suyus incas con el imperio
español, la cultura de la selva, un experimento jesuita sobre los pueblos guaraníes, moxos y chiquitanos y la propia Buenos Aires como puerta del Atlántico, un lugar de entrada y salida, legal e ilegal, de paso y de promisión.

Brinda especial marco a esta presentación la recuperación integral de la fachada del Palacio Noel, obra realizada por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”.

www.buenosaires.gob.ar/museofernandezblanco

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