(Buenos Aires)
Almandrade es el seudónimo utilizado por el artista brasilero Antonio Luiz M. Andrade.
El nombre Almandrade -en realidad el artista se llama Antonio Luiz M. Andrade- está asociado a una singular estrategia dentro de lo que se llama arte contemporáneo. Artista plástico, arquitecto, maestro en diseño urbano, poeta y profesor de teoría de taller de arte en el Museo de Arte Moderno de Bahía.
Se integró en proyectos colectivos de poemas visuales, multimedia y de instalación en Brasil y en el extranjero y fue uno de los creadores del Grupo de Investigación de Lengua de Bahía que editó la revista Semiótica en 1974; realizó cerca de veinte exposiciones individuales en Salvador, Recife, Río de Janeiro, Brasilia y Sao Paulo entre 1975 y 1997; escribió en varios periódicos y revistas especializadas en arte, arquitectura y urbanismo y ha publicado varios libros de poesía y/o de obras visuales.
Tiene obras en diversas y variadas colecciones privadas y públicas como el Museo de Arte Moderno de Bahía y la Pinacoteca Municipal de Sao Paulo. Retrospectiva Museo de Arte Moderno de Bahía, 2000. Exposición "pensamientos" en el Museo Nacional de Bellas Artes, Río de Janeiro, 2002.
Ha participado en diferentes exposiciones colectivas, entre ellas:
• XII, XIII y XVI Bienal de Sao Paulo.
• "En busca de la esencia" - Muestra especial XIX Bienal de Sao Paulo.
• IV Salón Nacional.
• Universo Fútbol (MAM / Río).
• Feria Nacional (Sao Paulo).
• II Salón Paulista.
• I Exposición Internacional de Escultura Efímeras (Fortaleza).
• Salón Baiano.
• II Nacional de Salón.
• Mención honorífica en el Primer Salón Estudiantil de 1972.
Premios:
• Premios en los concursos de proyectos para obras de artes plásticas del Museo de Arte Moderno de Bahía, 1981/82.
• Premio Fundarte en el XXXIX Salón de Artes Plásticas de Pernambuco en 1986 .
Libros:
• "Sacrificio del sentido", "La oscuridad de la risa", "Poemas", "Noche de sudor" y “Arquitectura de algodón”. Premio Copene de cultura y arte, 1997.
Almandrade: La persistencia del nudismo abstracto
Por Décio Pignatari
Pensé en elementarismo, despojamiento, abecedarismos geométricos, pero terminé optando por la idea del nudismo abstracto para intentar caracterizar la postura y la impostura de Almandrade ante sus creaciones y criaturas “sígnicas”, que vacilan entre la bi y la tridimensionalidad mediante dos o tres colores, dos o tres texturas.
La parsimonia de esos objetos franciscanamente contundentes, diseñados y signados (de-signados), elaborados siguiendo un manual de ortografía, se “performan” de manera engañosamente significados y simplistas, en cuanto que metafísicos.
Crean un campo que parece significativo, que parece rechazar instrucciones “extratextuales” , incluso cuando incluyen algún elemento in memoriamDada.
Meteoritos geométricos del pensamiento, taquigrafía precisa de una clarísima visión cuya totalidad se eclipsa, da pistas y deja huellas de un evento artístico-mental; ocurrido en el panorama ecológico del arte del siglo XX, como un pájaro en extinción, aparición de un orden innegablemente metafísico, esencia y formas divinas (diría Baudelaire) del pájaro desnudo de la poesía y de sus amores descompuestos.
Un nudismo Proun (El Lissitsky) en los trópicos, añoranzas metonímicas del paraíso, bellas construcciones-instalaciones no habitables, muestras cuasiduchampescas, cuasi “bandoleroburguesas”, de un ex-Edén artístico, donde la probable ironía incrustada no pasa de una media sonrisa.
Estos seres correcta y rigurosamente desnudos , el ojo los toma por enteros, como objetos que caben en el bolsillo. Y su música, pese a no ser siquiera de cámara, es de callejón, nicho y canastillo: son microtonos, mini-ideogramas sólidos a beneficio de Scelsi.
Almandrade mima las miniaturas de sus criaturas, cuya “nudez” implica mudez, limpia limpieza del ojo artístico, ya cansado de la fantástica historia del arte de este siglo (pasado -N. del T.-) interminable, de este infinito milenio.
Poética de la levedad
El trabajo de Almandrade, tanto el pictórico como el lingüístico, se ha impuesto a lo largo de todos estos años como un lugar de reflexión solitario y al margen de la escena cultural de Bahía. Después de unos primeros ensayos figurativos, en los inicios de la década de los 70, cuando ganó una Mención Especial en el Primer Salón Estudiantil en 1972, su investigación plástica se encaminó hacia el abstraccionismo geométrico y el arte conceptual. Como poeta, manteniendo contacto con la poesía concreta y con los poemas/proceso, produjo una serie de poemas visuales. Con un estudio más riguroso del constructivismo y del arte conceptual, su arte se desarrolla entre la geometría y el concepto. Diseños en blanco y negro, objetos y proyectos de instalaciones, esencialmente cerebrales, basados en un procedimiento primoroso de tratar cuestiones prácticas y conceptuales, marcan la producción de este artista en la segunda década de los 70.
Un escultor que trabaja con el color y con el espacio y un pintor que medita sobre la forma, el trazo y el color en la pantalla. El arte de Almandrade dialoga con ciertas referencias de la modernidad, reinventando nuevas lecturas. Trabaja con un mínimo de elementos pictóricos, dos o tres colores, dos planos, dos o tres texturas, un trazo, etc. Algo creativo que menospreciamos a primera vista, pero que cuando estamos inmersos en el clima que nos ofrece, encontramos como algo nuevo. La simplicidad que predomina en las composiciones despierta la imaginación y el raciocinio.
Su poesía también traduce ese principio de una poética de lo mínimo y de la levedad. Pocas palabras, versos cortos y sueltos, sintéticos, muchos sin títulos y sin adornos. Artista plástico, poeta y arquitecto, Almandrade (Antônio Luiz M. Andrade) es un pionero de la contemporaneidad en Bahía, pero sin el reconocimiento que merece su trabajo. Como dijo en cierta ocasión el poeta Cleber Borges: "Almandrade es uno de aquellos personajes aparentemente descolocados en el espacio y en el tiempo, que parece caminar hacia un lado, cuando el reloj insiste en avanzar hacia delante". Así es su poesía y su arte.
Su arte y su poesía, para unos pocos, están siendo reconocidos en Brasil y en el exterior. En 1997 participa de la antología Internacional Poetry Review, con un poema traducido por el poeta americano Steven White. Hoy, el arte y la poesía de Almandrade representan el otro lado de Bahía y tiene como tema de reflexión el propio arte y el estar en el mundo. Se destaca por la diferencia y por una trayectoria singular. Como afirma el poeta Haroldo Cajazeira, Almandrade, sin dejarse devorar por la provincia, produce con su arte "un saber sobre la imposibilidad de consistencia de un sistema de signos."
El trabajo de Almandrade, tanto el pictórico como el lingüístico, se ha impuesto a lo largo de todos estos años como un lugar de reflexión solitario y al margen de la escena cultural de Bahía. Después de unos primeros ensayos figurativos, en los inicios de la década de los 70, cuando ganó una Mención Especial en el Primer Salón Estudiantil en 1972, su investigación plástica se encaminó hacia el abstraccionismo geométrico y el arte conceptual. Como poeta, manteniendo contacto con la poesía concreta y con los poemas/proceso, produjo una serie de poemas visuales. Con un estudio más riguroso del constructivismo y del arte conceptual, su arte se desarrolla entre la geometría y el concepto. Diseños en blanco y negro, objetos y proyectos de instalaciones, esencialmente cerebrales, basados en un procedimiento primoroso de tratar cuestiones prácticas y conceptuales, marcan la producción de este artista en la segunda década de los 70.
Un escultor que trabaja con el color y con el espacio y un pintor que medita sobre la forma, el trazo y el color en la pantalla. El arte de Almandrade dialoga con ciertas referencias de la modernidad, reinventando nuevas lecturas. Trabaja con un mínimo de elementos pictóricos, dos o tres colores, dos planos, dos o tres texturas, un trazo, etc. Algo creativo que menospreciamos a primera vista, pero que cuando estamos inmersos en el clima que nos ofrece, encontramos como algo nuevo. La simplicidad que predomina en las composiciones despierta la imaginación y el raciocinio.
Su poesía también traduce ese principio de una poética de lo mínimo y de la levedad. Pocas palabras, versos cortos y sueltos, sintéticos, muchos sin títulos y sin adornos. Artista plástico, poeta y arquitecto, Almandrade (Antônio Luiz M. Andrade) es un pionero de la contemporaneidad en Bahía, pero sin el reconocimiento que merece su trabajo. Como dijo en cierta ocasión el poeta Cleber Borges: "Almandrade es uno de aquellos personajes aparentemente descolocados en el espacio y en el tiempo, que parece caminar hacia un lado, cuando el reloj insiste en avanzar hacia delante". Así es su poesía y su arte.
Su arte y su poesía, para unos pocos, están siendo reconocidos en Brasil y en el exterior. En 1997 participa de la antología Internacional Poetry Review, con un poema traducido por el poeta americano Steven White. Hoy, el arte y la poesía de Almandrade representan el otro lado de Bahía y tiene como tema de reflexión el propio arte y el estar en el mundo. Se destaca por la diferencia y por una trayectoria singular. Como afirma el poeta Haroldo Cajazeira, Almandrade, sin dejarse devorar por la provincia, produce con su arte "un saber sobre la imposibilidad de consistencia de un sistema de signos."
Nicolas Bernard
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