martes, 19 de abril de 2022

El dolor de Colombia en los ojos de Botero

 


(Buenos Aires)

En oportunidad de realizarse una muestra del pintor colombiano Fernando Botero hace unos años en el Museo Nacional de Bellas Artes, asistí a la presentación para la prensa. La nota está publicada en el soporte inicial de la revista. 

Dado que Fernando Botero cumple 90 años se reproduce en este blog dedicado a las muestras y el arte:

(Buenos Aires) Araceli Otamendi

Se puede ver en el Museo Nacional de Bellas Artes una muestra de Fernando Botero. Esta muestra constituida por 50 cuadros  expresa la angustia, el dolor y la sinrazón de las tragedias de Colombia. Los cuadros fueron donados por el artista al Museo Nacional de Colombia. Según una nota de la revista semanal del diario El País de España, el artista había confesado que no le había resultado fácil asumir esos temas. "El mismo hecho de proponerme como artista, encontrar la imagen simbólica que refleje el gran drama de Colombia significa un estado mental que no es grato sino doloroso". También, Botero había reconocido que el arte no tiene poder de cambiar nada, y recuerda el Guernica de Picasso. Entonces reflexiona: "Si el arte tuviera poder, Franco se habría caído con esta obra, la más importante del siglo".

Fernando Botero sigue reflexionando en esa nota acerca del arte y afirma que desde el punto de vista político el arte es inofensivo, su poder está en la historia, en poder volverse símbolo de un momento. 

Otros intelectuales y artistas han reflexionado sobre este mismo tema. Tal es el caso del escritor portugués Antonio Lobo Antunes cuando viajó a Buenos Aires, desde Colombia para presentar su libro "Buenas tardes a las cosas de aquí abajo". 

"Fue muy duro” dijo respecto a su estadía en Colombia, refiriéndose a la pobreza, la violencia, la agresividad de la gente. En Colombia las clases altas miran desde arriba al pueblo, dijo el escritor." Situación que podría hacerse extensiva a varios países de Latinoamérica, se podría agregar. 

Según palabras de Alberto Bellucci, director del Museo Nacional de Bellas Artes:

"El Museo Nacional de Bellas Artes, que hace doce años albergó una gran muestra de pinturas y esculturas de Fernando Botero, presenta ahora medio centenar de sus dibujos y pinturas inspirados en el tema de la violencia en Colombia, realizados entre 1999 y 2004. Estas obras provienen en su totalidad del Museo Nacional de Colombia, y conforman la donación que el artista efectuó hace dos años al Museo mayor de su patria, sumadas así al largo centenar de obras de Botero que ese Museo ya poseía y que lo han ubicado como en el mayor referente para poder apreciar la fértil trayectoria del artista. 

No hay mejor y más incisivo testimonio de la criminal inutilidad de la violencia que el que van dejando las imágenes de los artistas visuales a lo largo de la historia. Así, las visiones de Bruegel sobre las guerras de Flandes, los pavorosos grabados de Goya sobre los desastres de las guerras napoleónicas, los de los expresionistas alemanes sobre las dos contiendas del siglo XX y –cómo no- el insoslayable alegato del "Guernica", son pruebas evidentes de la intensidad de esos testimonios, que nos gritan a través de los siglos y los países el mismo y repetido mensaje del "¡nunca más!". Hoy en día, en que contamos con el registro inmediato e inapelable de la fotografía documental, los artistas visuales, sin embargo, siguen entregando sus propias versiones y sus personales obsesiones sobre ese flagelo que continua azotando y vistiendo de rasgos apocalípticos nuestra realidad contemporánea. 

Dos continuidades, pues; la de la violencia que nos agravia y nos agobia, y la del arte que la testimonia. Botero, por su parte, no pretende exacerbar el horror; por el contrario, su objetivo es atenuar la agresión de la cruda imagen testimonial derivándola hacia una descripción figurativa afín a su ideología y a su estilo –"yo estaba en contra de ese arte que se convierte en testigo de su tiempo como arma de combate", ha dicho-. Y lo hace con una ejecución mucho más basta y urgida que lo habitual, sobre todo en los óleos, a través de la cual parece decirnos que, frente a la escalada de violencia que padece desde hace décadas su noble país natal, no le es posible esperar más para entregar la correspondiente denuncia de su parte. Denuncia que, sin embargo, nunca deja de ser intransferiblemente ´boteriana´, en tanto se presenta construida con la constante seducción de su ingenuidad popular, los contrastes de escala y sus típicos personajes hinchados -`ese mundo amable que yo pinto siempre´-, aunque en este caso aparezcan cargados de puñales y heridas, balas y ataúdes, ametralladoras y lágrimas. A primera vista, es cierto, extraña la pareja inexpresividad en torturadores y torturados, un poco a la manera de tantos sansebastianes renacentistas, impávidos y extasiados a pesar de los flechazos. Pero es a través de la perduración de la máscara inocente de esos personajes asombrados, hasta hace un momento alegres y despreocupados, y que ahora aparecen como muñecos rotos, violados, despedazados, como Botero prefiere transmitirnos la tragedia de lo injustificable. Como si un niño de ojos grandes lo retratara a los adultos que no saben ver, como si se tratara de inexorables juegos bélicos con íconos cibernéticos manejados por irresponsables o –más exactamente- como si nos lo volviera a contar Anna Frank, inocentemente, desde su ático de Amsterdam; cuentos terribles que se desgranan ante nosotros con pasmosa naturalidad. Frente a esta nueva serie de Botero podríamos hablar de integración original entre una ´nueva objetividad´ posmoderna y el difuso `realismo mágico´ que sobrevuela la adjetivación habitual de su poética, tan afín a las atmósferas narrativas de su compatriota García Márquez. Algo así como haber logrado tejer secuencias de un tema muy duro enhebrando conjuntamente los hilos de la crónica con los de la ilusión. 

"Agradezco muy especialmente a la Ministra de Cultura de Colombia, Sra. Elvira Cuervo de Jaramillo, al Museo Nacional de Colombia y a su directora, Sra. María Victoria de Robayo, a la Embajada de Colombia en Argentina, a SAM Productions, a DAEFA y a la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes el haber hecho posible la presentación de esta serie en nuestro museo."


Alberto G. Bellucci

Director MNBA

La muestra podrá visitarse hasta el 13 de agosto en los siguientes horarios:

Lunes a miércoles de 12.30 a 19.30

Jueves y viernes de 12.30 a 21.00


Sábado de 9.30 a 21.00

Domingo de 9.30 a 19.30


Se cobra entrada, jubilados y menores de 12 años exentos.

Martes gratuito

(c) Araceli Otamendi

imágenes:

Mujer llorando, 1999, óleo sobre tela, 29 x 36 cm

Desplazados, 2004, acuarela, 40 x 31 cm 



viernes, 8 de abril de 2022

Museo Nacional de Bellas Artes: inauguraciones de CAYC Chile | Argentina | 1973-1985-2022. La exposición olvidada y una lectura a cuatro artistas chilenos”, junto con una exhibición que reúne más de 40 célebres fotografías de la artista argentina Sara Facio.

Ernesto Deira, obra de la serie "Identificaciones" centrada en el asesinato de Ernesto "Che" Guevara en La Higuera, Bolivia, exhibida en el hall de entrada del MNBA

El Director del MNBA Andrés Duprat con el Director del MNBA
de Chile y los curadores de la muestra "CAYC Chile/Argentina/1973/ 1985/2022










 


(Buenos Aires)

Desde el 7 de abril, podrán verse “CAYC Chile | Argentina | 1973-1985-2022. La exposición olvidada y una lectura a cuatro artistas chilenos”, junto con una exhibición que reúne más de 40 célebres fotografías de la artista argentina Sara Facio.

El 6 de abril se inauguró  para la prensa en el Museo Nacional de Bellas artes la muestra CAYC Chile/Argentina/1973/1985/2022- La exposición olvidada y una lectura a cuatro artistas chilenos. La exposición rescata dos muestras históricas impulsadas por el CAYC (Centro de arte y comunicación de Buenos Aires durante las décadas de 1970-1980

Junto a esa muestra también se inauguró una exhibición de fotografías de Sara Facio 1960-2010 donadas por la artista argentina al museo.

Además, en el hall de ingreso del museo de exhibe una de las siete obras de la serie"Identificaciones" realizadas por el artista argentino Ernesto Deira, en 1971, que regresan de Chile luego de medio siglo.

Las siete pinturas que componían la muestra se centraban en el asesinato de Ernesto "Che" Guevara en La Higuera, Bolivia.

Sara Facio se hizo presente en la inauguración, cumple 90 años, y recibió el cariño y los saludos de los presentes.


 Abierta al público

El Museo Nacional de Bellas Artes abre al público, desde el 7 de abril, “CAYC Chile | Argentina | 1973-1985-2022. La exposición olvidada y una lectura a cuatro artistas chilenos”, una exhibición que rescata dos muestras históricas impulsadas por el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) de Buenos Aires durante las décadas de 1970 y 1980. También se presenta “Sara Facio: Fotografías 1960/2010”, que reúne más de 40 obras de la artista argentina, a modo de homenaje por su incansable tarea como gestora cultural e iniciadora de la colección fotográfica del Museo, en 1995.






EXPOSICIÓN OLVIDADA Y UNA LECTURA A CUATRO ARTISTAS CHILENOS”

 

Con curaduría conjunta de los historiadores del arte Mariana Marchesi, directora artística del Bellas Artes de Argentina, y Sebastián Vidal Valenzuela, académico de la Universidad Alberto Hurtado, esta exposición propone reactivar procesos de diálogo e intercambio cultural desde el CAYC, un espacio interdisciplinar que promovió prácticas experimentales y una amplia producción teórica en torno al arte latinoamericano. La iniciativa nació del trabajo mancomunado entre el Museo Nacional de Bellas Artes de la Argentina y su homónimo chileno, donde se exhibió del 19 de noviembre de 2020 al 28 de marzo de 2021.

“La historia del arte es también la historia de las exposiciones y de las instituciones que las promueven y acogen. Presentar esta propuesta hoy nos permite asistir a un viaje en el tiempo y resignificar las obras con nuevos sentidos y perspectiva histórica. A la vez, reafirmamos la voluntad de profundizar la colaboración entre ambas instituciones”, afirman Fernando Pérez Oyarzun y Andrés Duprat, directores de los museos nacionales de Bellas Artes de Chile y Argentina.

Dos muestras emblemáticas del CAYC

La exposición retoma dos muestras emblemáticas del CAYC. Una de ellas es “Hacia un perfil del arte latinoamericano”, una exhibición con 143 heliografías de 68 artistas de distintas nacionalidades, que no pudo presentarse en el Museo chileno debido al golpe de Estado de 1973 que derrocó al gobierno de Salvador Allende y estuvo décadas guardada en los depósitos de la institución. La muestra propuso analizar las problemáticas políticas del continente con copias heliográficas de medida uniforme, bajo tres premisas planteadas por Jorge Glusberg, fundador del CAYC: portabilidad, economía de recursos y reproductibilidad. Con su exhibición en Chile y en Argentina, se cierra un ciclo truncado 49 años atrás. Antonio Berni, Clorindo Testa, Víctor Grippo, Nicolás García Uriburu, Juan Carlos Romero, Marie Orensanz, Jacques Bedel, Luis Benedit, Elsa Cerrato, Luis Pazos son algunos de los artistas argentinos presentes.

 

La otra muestra histórica  del CAYC ahora recreada es “Cuatro artistas chilenos en el CAYC”, que se exhibió en Buenos Aires, en 1985, e incluye obras ‒algunas de ellas reconstruidas‒ de cuatro referentes de la escena contemporánea chilena: Gonzalo Díaz, Eugenio Dittborn, Alfredo Jaar y Carlos Leppe.

En las obras y textos que acompañaban la exposición ‒organizada por la crítica cultural Nelly Richard y por el director del CAYC, Jorge Glusberg‒, puede advertirse el modo en que se reformulaba el problema de “lo latinoamericano”. Muchos artistas se apropiaron de los lenguajes tecnológicos de la época, pero a su vez daban cuenta de su condición política desde una enunciación periférica y marginal. El uso de soportes frágiles y de técnicas básicas, o las tácticas de desjerarquización de los símbolos o la deconstrucción de los estereotipos regionales, hacían visible la inestabilidad de lo precario, y habilitaban a los artistas a repensar sus prácticas y sus tradiciones desde sus propios contextos.

Esta doble muestra histórica podrá verse en las salas 37 a 40 del primer piso del Museo hasta el 17 de julio.

 

 


 




 




 

 


SOBRE "SARA FACIO: FOTOGRAFÍAS 1960/2010"

 




Esta muestra homenaje presenta más de 40 imágenes registradas entre de 1960 a 2010 y seleccionadas por la propia Facio de su colección particular. El cuerpo de obra recorre distintos momentos de la vasta producción de la artista, que el próximo 18 de abril cumple 90 años, e incluye fotografías de sus prestigiosas series “Primeros premios”, “Humanitario”, “Buenos Aires Buenos Aires”, “Funerales del presidente Perón” y “Bestiario”, entre otras.



Además, podrán verse algunos de los retratos más emblemáticos realizados por Facio a artistas, escritores, músicos, deportistas y otras personalidades de la cultura en Argentina y Latinoamérica, como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, María Elena Walsh, Ernesto Sabato, Astor Piazzolla, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Doris Lessing o Federico Leloir.

 



La estrecha relación de Facio con el Bellas Artes comenzó en 1995, cuando acercó la propuesta de conformar una colección de fotografías, que en la actualidad cuenta con más de 1500 imágenes. Desde su creación hasta 2012, la artista estuvo a cargo de gestionar el crecimiento de este acervo y fue curadora de distintas exhibiciones temporarias con este patrimonio, tanto en el Bellas Artes como en otros espacios. En esas décadas, además, realizó otras cinco donaciones al Museo de piezas de su colección particular. La última fue en 2014 y dio lugar a la muestra “Latinoamérica”, que también contó con su curaduría.

 Aquel impulso tiene hoy un nuevo capítulo con la donación de su biblioteca personal, constituida durante sesenta años, en los que Facio trabó vínculos con artistas e instituciones de todo el mundo a partir de su actividad como fotógrafa, editora y gestora cultural. Se trata de más de mil volúmenes dedicados a la historia del medio, colecciones especializadas y ensayos fotográficos, que integrarán el patrimonio del Bellas Artes.

 “El Museo Nacional de Bellas Artes agradece este generoso obsequio a su Biblioteca, que permitirá profundizar el estudio y la difusión de la fotografía”, afirma el director, Andrés Duprat. “Además, homenajea la trayectoria de esta hacedora con la exhibición de un conjunto de cuarenta obras seleccionadas por ella misma y que dan cuenta de algunos de los hitos ineludibles de la extraordinaria producción de Sara Facio”, agrega.

 

La muestra podrá verse en la sala 33 del primer piso del Museo hasta el 19 de junio.

 

 

 

 

SOBRE LAS OBRAS DE ERNESTO DEIRA RESTITUIDAS A LA FAMILIA Y SU FUTURA EXHIBICIÓN EN EL BELLAS ARTES

 

En septiembre de 1971, la galería Carmen Waugh de Buenos Aires albergó la única exhibición en la Argentina de la serie Identificaciones, realizada por el artista Ernesto Deira, creador en los años 60 del grupo de la Neofiguración junto con Luis Felipe Noé, Rómulo Macció y Jorge de la Vega.

Las siete pinturas que componían la serie se centraban en el asesinato de Ernesto “Che” Guevara en La Higuera, Bolivia. En noviembre de 1971, Deira las presentó en el flamante Instituto de Arte Latinoamericano (IAL) de la Universidad de Chile, un novedoso espacio académico y cultural donde se ensayaron diferentes proyectos orientados a impulsar una nueva cultura chilena, tras la llegada de la Unidad Popular al gobierno, en 1970. Al finalizar la exposición, las obras permanecieron en el IAL, y luego del golpe de Estado que derrocó al presidente chileno Salvador Allende, en 1973, el artista y su entorno las dieron por perdidas, pues supusieron que, dado su contenido político explícito, habían sido destruidas durante la dictadura. Recién en 2003, a instancias de Luis Felipe Noé y la galerista Carmen Waugh, se supo que el conjunto estaba resguardado, en perfecto estado, en el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile.

Según explica Andrés Duprat, “ha sido un acto de justicia y de reparación histórica, en tanto Deira no había tenido la voluntad de dejar esas obras en Chile, sino que la convulsionada situación a partir del golpe de Estado en ese país, le hizo presumir que sus obras estarían destruidas, habida cuenta de la temática de la serie en torno al asesinato del Che Guevara”. El director del Bellas Artes agrega: “Lamentablemente, Ernesto Deira murió en París, en 1986, sin haber descubierto que estaban sanas y salvas gracias a la precaución y los cuidados del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile”.

 

Medio siglo después, tras un acuerdo entre la familia Deira y la Universidad de Chile, las pinturas retornan a la Argentina. Desde el 7 de abril, una obra de esta serie se exhibirá en el hall de ingreso al Museo, como adelanto de la muestra que presentará en junio próximo el conjunto completo, con curaduría de la directora artística del Museo, Mariana Marchesi. Finalmente, las obras serán devueltas a la familia del artista.

 

 

El Museo Nacional de Bellas Artes, que depende del Ministerio de Cultura de la Nación y cuenta con el apoyo de Amigos del Bellas Artes, está ubicado en Av. del Libertador 1473 (Ciudad de Buenos Aires) y puede visitarse de martes a viernes, de 11 a 20, y los sábados y domingos, de 10 a 20, con entrada gratuita y reserva de visita desde la página web: https://www.bellasartes.gob.ar/paginas/planea-tu-visita/