martes, 3 de abril de 2012

Arte latinoamericano 1945-1990 en el Malba

Wanda Pimentel

Annemarie Heinrich

Lucio Fontana


Rogelio Polesello

Oscar Bony

Hélio Oiticica

Horacio Coppola

Ernesto Deira

Ricardo Garabito

Anatole Saderman

Abraham Palatnik

Gyula Kosice

Lucio Fontana

(Buenos Aires)

En la Sala 2 (primer piso) el Malba expone una nueva puesta de su colección permanente de arte latinoamericano. La exhibición estará hasta el 24 de septiembre de este año.
 El nuevo recorrido comienza en 1945 con manifestaciones del arte concreto y no figurativo de la época, hasta llegar a las tendencias pictóricas y conceptuales de la década del 90. Se incluyen más de 120 obras, entre pinturas, dibujos, esculturas, objetos, instalaciones y videos.
El nuevo guión curatorial -desarrollado por Marcelo Pacheco, curador en Jefe de Malba parte de las primeras tendencias no figurativas y del arte concreto de los años 40 en la región. Continúa con el informalismo y el arte óptico y cinético, luego con las propuestas de la Nueva Figuración, el conceptualismo y el minimalismo de los años 60 y 70, hasta llegar al regreso a la de la pintura de los años 80 y las propuestas más contemporáneas de los 90’.
La presentación de la colección permanente varía de acuerdo a la dinámica del Programa Anual de Adquisiciones y a las generosas donaciones y comodatos confiados al museo. En esta ocasión, el grupo de obras más emblemáticas de la colección de Malba se expondrá en conjunto por primera vez en Estados Unidos en el Museum of Fine Arts, Houston (MFAH) de abril a octubre de 2012, como parte del convenio de colaboración entre ambas instituciones. Por esta razón, el museo reorganizó la exposición del patrimonio con esta nueva propuesta, que revela otras piezas del acervo, además de importantes obras recibidas en comodato de colecciones particulares.

Al recorrido de la colección se integran obras en comodato, como es ya una práctica habitual en el museo. En esta exposición se destacan Concetto Spaziale (1962), de Lucio Fontana y Trama con lentes cóncavos (1969) de Rogelio Polesello, pertenecientes a la colección personal de Eduardo F. Costantini; y las obras Maniquíes vivientes o Las modelos (1975) de Antonio Berni -que no está exhibido al público desde hace varios años-, y Sin título (ca. 1960), de Antonio Seguí, ambos de una colección privada.

Núcleos temáticos y artistas representados


La exposición se divide en tres núcleos temáticos: Fotografía moderna, variantes del arte concreto, arte óptico y cinético; Informalismo y Espacialismo, Nueva figuración, instalaciones, ambientaciones y videos; y Arte pop, conceptualismo, minimalismo y el regreso a la pintura.

I - Fotografía moderna, variantes del arte concreto, arte óptico y cinético

A comienzos del siglo XX la fotografía y las tendencias abstractas y no figurativas en las artes plásticas se presentaron, a nivel internacional, como alternativas a la imitación de la realidad y al ilusionismo de la pintura cultivado en los siglos anteriores, y de esta manera comenzaron a cuestionar el concepto del cuadro como “ventana del mundo”.

Mientras el medio fotográfico se consolidaba reelaborando los géneros pictóricos –retratos, paisajes y naturalezas muertas-, y documentaba el dinamismo de la vida moderna y el crecimiento urbano, la fotografía como disciplina comenzaba a integrarse al proceso de renovación artística. Las instantáneas de Horacio Coppola, Grete Stern, Annemarie Heinrich y Anatole Saderman documentan los cambios de la vida moderna. A mediados de los 40, Buenos Aires se convirtió en uno de los centros más activos del arte concreto y sus variaciones. Madí, Asociación Arte Concreto Invención y Perceptismo son los tres grupos que plantearon la realización de sus obras con los elementos puros del lenguaje visual: formas, colores, líneas y planos. También reemplazaron el marco tradicional de la pintura por contornos irregulares y recortados; inventaron “esculturas” articuladas y transformables y “pinturas-objeto”, volúmenes y móviles y recurrieron a materiales industriales como esmaltes, vidrio y baquelita, entre tantos otros.
Artistas rioplatenses como Juan Melé, Rhod Rothfuss, Enio Iommi, Gyula Kosice y Carmelo Arden Quin generan un arte ni figurativo ni abstracto: concreto. En Brasil la respuesta neoconcreta en las obras de Lygia Clark y Hélio Oiticica, entre otros, acercan la brecha entre el arte y la vida.
En los años 50, en París, pero con una mayoría de artistas latinoamericanos, surgieron el arte óptico y el arte cinético. Artistas como Julio Le Parc, Ary Brizzi, Gregorio Vardánega, Martha Boto y Alejandro Otero proponían obras que permitían movimiento virtual o real, en las que el espectador pudiera participar del proceso temporal y de una experiencia estética transformadora. Algunas obras exigían desplazarse para producir sensación visual de movimiento, pulsar botones, tocar palancas o girar manivelas para poner en funcionamiento móviles, máquinas, o cajas con efectos sorpresa.

II- Informalismo y Espacialismo; Nueva figuración, instalaciones, ambientaciones y videos

A fines de la década del 50 triunfaba internacionalmente el movimiento pictórico informalista. A diferencia del arte concreto, el informalismo retomaba una abstracción subjetiva, caracterizada por la impronta del gesto, el uso de la materia sobre la superficie de la pintura en azarosos chorreados, brochazos, salpicados, y la aplicación de vidrios, telas, papeles, arena y pigmentos para crear texturas y relieves reales sobre los soportes. Características de este período son las obras de Kenneth Kemble, Franz Kracjberg y Clorindo Testa.
En la década siguiente, la Nueva figuración propuso una reconversión de la pintura figurativa desde la reaparición de la figura humana en medio del entramado abstracto de lo pictórico y del caos de la materia heredados del informalismo. Las pinturas del histórico grupo conformado por Jorge de la Vega, Rómulo Macció, Ernesto Deira y Luis Felipe Noé, están reunidas en este núcleo singular.
Entre 1949 y 1959 Lucio Fontana propuso, con una poética personal, una serie de agujeros y tajos sobre las telas, creando el Espacialismo. El soporte quedó atravesado por el gesto del artista, inaugurando un sentido diferente para la obra de arte. Se marcaba el fin del cuadro construido por la narrativa moderna.
Los años 60 constituyen en las artes visuales el cierre de la modernidad y el inicio del arte contemporáneo. La crítica y los artistas hablan de “la muerte de la pintura” y del “fin del arte”. Con el cambio de época la pintura y la escultura dejan de reinar sobre las “bellas artes”. Surgen disciplinas, medios y soportes nuevos: objetos, construcciones, performances, ensamblados, happenings, instalaciones, videos, ambientaciones, intervenciones y recorridos. Las obras dejan de parecer “obras de arte”: los artistas pueden prescindir del virtuosismo en la imitación de la realidad y trabajan operando sobre dicha realidad, sobre elementos cotidianos, industriales, desechos, palabras y textos; realizan acciones urbanas o en la naturaleza, registros fotográficos y fílmicos, proponen experiencias corporales y sensoriales para el espectador y hasta buscan producir efectos terapéuticos. Obras de los artistas Rogelio Polesello y Oscar Bony, son ejemplos clave de estas tendencias.

III- Arte pop, conceptualismo, minimalismo y el regreso a la pintura

Las décadas del 60 y 70 se identifican por las tendencias del arte pop, el arte conceptual, el hiperrealismo y el minimalismo. Las propuestas visuales surgen a partir de la observación alerta y crítica del mundo común, de lo doméstico o popular, y en especial, de la sociedad de consumo. Las obras conceptuales y minimalistas pueden tener cualquier materialidad, desde inmateriales ideas y conceptos en proceso hasta las grandes estructuras industriales y “recorribles” del minimalismo, dos variantes que coinciden en la pérdida de la huella del artista y que más que producir placer en la contemplación, estimulan la generación de un pensamiento.
Por otra parte, las obras de arte pop y del hiperrealismo superan el realismo fotográfico desde una postura de novedosa ironía, una suerte de “realismo exagerado”, con una iconografía muy reconocible, extraída de la vida cotidiana. Artistas como Wanda Pimentel, Antonio Berni, Luis Fernando Benedit y Jorge de la Vega representan a la década con sus manifestaciones pictóricas, mientras las instalaciones de Oscar Bony, Victor Grippo, y Alejandro Puente se organizan en el espacio.

Desde principios de los años 80, la discusión sobre temas como la desmaterialización de la obra de arte y las nuevas relaciones entre arte y política se radicaliza y, el regreso a la pintura como tendencia internacional impacta sobre la escena artística. La Transvanguardia italiana y el BadPainting (Mala pintura) en los Estados Unidos, entre otros, ponen en circulación grandes telas cubiertas de rostros e imágenes pictóricas que combinan códigos del cine, el teatro, la literatura, la música, la danza, los grafittis urbanos y los estudios de género. La escena latinoamericana muestra sus propias variantes, una pintura ligada, por momentos a las neovanguardias del internacionalismo, pero siempre en tensión y en compromiso con sus marcos de referencia tanto culturales como históricos y sociales. Las pinturas de Guillermo Kuitca, Liliana Porter y Ricardo Garabito están en sintonía con este momento de retorno a lo pictórico.

La colección permanente cuenta con el apoyo de Bloomberg

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