tapa del catálogo |
edificio del Museo y Escuela |
Benito Quinquela Martín, Veleros reunidos |
Alfredo Lazzari, Olavarría e Irala |
visita guiada por la Sala de Mascarones de Proa |
grabados y dibujos de Benito Quinquela Martín |
acto de presentación del catálogo |
(Buenos Aires)
El sábado 12 de marzo se presentó ante el público el nuevo catálogo del Museo
Benito Quinquela Martin ubicado en el barrio de La Boca y fundado por el reconocido pintor.
También se realizaron visitas guiadas por las distintas salas del museo, destacando las caracterís-
ticas de la colección.
La obra testimonia la amplia colección del artista compuesta por obras de pintores y escultores
argentinos. El Museo está emplazado frente al Riachuelo y forma parte de una Unidad
cultural (Escuela Museo- Museo Benito Quinquela Martín - Teatro de la Ribera - Lactario
Municipal - Jardín de Infantes - Hospital Odontológico - Escuela de Artes Gráficas).
Además, Quinquela instaló su vivienda y taller en uno de los pisos del Museo.
La vida de Quinquela que fue abandonado en ex- Casa Cuna y adoptado a los nueve años
por un matrimonio de carboneros del barrio de La Boca, tuvo un giro inesperado para alguien
con una infancia tan desfavorecida, cuando empezó a pintar, lo que atestigua el carácter
resiliente del artista boquense.
Su único maestro fue Alfredo Lazzari. En sus horas libres, Quinquela frecuentaba la biblioteca
y trabó amistad con el joven secretario de la Sociedad de Caldereros, Santiago Stagnaro, quien
influyó sobre toda una generación de artistas boquenses.
"Al comenzar la década de 1930 la figura de Benito Quinquela Martín consolidaba
su dimensión de mito. Ya había exhibido en Madrid, Río de Janeiro, Nueva York, La
Habana, París, Roma y Londres: su obra figuraba en importantísimas colecciones públicas
y privadas alrededor del mundo frecuentaba a las más altas personalidades, y su buen pasar
económico dejaba muy atrás la pobreza de sus orígenes.
Ahora lo reclamaba otro sueño, al que iba a orientar sus esfuerzos durante el resto
de su vida. Según sus propias palabras, iba a "devolverle" al barrio de La Boca parte
de lo que el barrio le había dado; ni más ni menos que identidad y pertenencia. Fue entonces
cuando, donando los terrenos y promoviendo los proyectos necesarios, Quinquela comenzó
a modelar en la Vuelta de Rocha un polo de desarrollo cultural, educativo y sanitario que comenzó
con la creación de una Escuela- Museo y un Museo de Bellas Artes.
El pintor, que había sido embajador cultural del barrio en el mundo, invitaba a la comunidad a
compartir los beneficios de su feliz destino económico promoviendo la actividad artística como
factor del desarrollo social..."
"...[... Dentro de la colección se destaca un conjunto de obras que, excediendo las búsquedas
plásticas, pone el acento en preocupantes cuestiones sociales. El museo, enclavado en el corazón
del barrio trabajador que tenía una larga historia de enfáticas reivindicaciones proletarias y que había
elegido a Alfredo Palacios como primer diputado socialista de América Latina, no podía carecer de
obras de arte que dieran cuenta desde diferentes miradas, de una realidad cotidiana que para las
mayorías eran, por lo menos, preocupante. Realidad que retratan las obras de los Artistas del Pueblo,
quienes desde sus inicios habían frecuentado el ambiente artístico boquense y cultivado amistad con
Quinquela Martín.
quienes desde sus inicios habían frecuentado el ambiente artístico boquense y cultivado amistad con
Quinquela Martín.
Estos artistas, que con sacrificio sostenían su actividad en los márgenes de la ciudad, pugnaron con
las instituciones centrales del campo artístico para legitimar sus producciones en una acción que
llevaba implícita la reivindicación de sus desfavorecidos contextos...]..."
"...[...No podemos dejar de mencionar aquí el carácter de alegato social
de muchas obras del propio Quinquela. Los frecuentes incendios e inundaciones que aquejaban a su
barrio, al igual que distintos registros de la cotidiana adversidad, fueron testimoniados en óleos y
aguafuertes.
encorvados bajo el peso de un duro esfuerzo, que es a la vez esperanza e inmolación...]...).
de La Boca. Los impuse en los edificios levantados en terrenos que doné para obras de beneficio
colectivo o social y que yo mismo decoré; y logré que no pocos vecinos pintaran sus casas de colores, casi siempre eligiendo mi distribución de esos colores. (...) Cuanto hice y cuanto conseguí,
a mi barrio se lo debo. De ahí el impulso irrefrenable que inspiró mis fundaciones, todas ellas afincadas en La Boca. Por eso mis donaciones no las considero tales, sino como devoluciones.
Le devolví a mi barrio buena parte de lo que él me hizo ganar con mi arte...".
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