jueves, 17 de octubre de 2013

Presentación del mural americanista de Antonio Berni en el Malba






(Buenos Aires)

El Museo de Arte Latinoamericano Malba presentó ayer el único fresco de temática indigenista  de Antonio Berni (Rosario, 1905- Buenos Aires, 1981) que se conserva y que formará parte del recorrido de su colección permanente.
Documentado fotográficamente en el archivo Berni de la Fundación Espigas, no se le conoce título pero podría llamarse Mercado colla o Mercado del altiplano (ca. 1940). Esta incorporación al acervo del museo y a la colección permanente implica una importante iniciativa de restauración y difusión del patrimonio nacional.
Junto con el mural se exhiben 15 aguafuertes realizadas en los años 40 (impresas en 1951) cedidas en comodato por José Antonio Berni, hijo del artista; además de un video documental realizado por El Pampero Cine, que muestra todo el proceso de extracción del muro, traslado, restauración y emplazamiento final en Malba.
“La pintura mural debe ser cuidada y mantenida en su pureza, porque ella tiene valores públicos de cultura, como lo tienen los monumentos de la ciudad. La pintura mural cumple una misión distinta a la que puede ejercer la pintura de caballete: individual y de uso privado. La pintura mural tiene su porvenir en el futuro inmediato, y ya lo tiene hoy cuando las grandes muchedumbres se ubican en un plano positivo como elementos participantes de la cultura”, escribió Berni en 1942.
El Malba editó también un catálogo con los detalles de la restauración del mural y su emplazamiento en el museo.

Americanismo. Pensamiento latinoamericano

"...En la escena local de los años 20, desde nuestra vanguardia de intelectuales, escritores y artistas se pensaba en una línea americanista. Europa seguía siendo un lugar de aprendizaje y de encuentro con otras culturas del mundo a través de los grandes museos, pero también representaba el academicismo.
La idea de emancipación americana empezaba a extenderse por toda América y los artistas e intelectuales comenzaban a viajar por el continente. Antes de regresar de Europa, Emilio Pettoruti y Xul Solar tenían un proyecto americanista en mente. Pettoruti quería intentar en su país

    .... la formación de un arte decorativo americano  [basado] en la utilización de elementos de nuestro arte primitivo. En el arte incaido, en el azteca, existe un venero inagotable de motivos pictóricos. El gaucho es esencialmente decorativo. Sus prendas engalanan pintorescamente la figura.

En 1921, Xul afirmaba:" Estoi cada vez más cansado de Europa y su civilización". Y su proyecto americanista fue integral, tanto en sus textos y obras de 1923 y 1924 como en su proyecto del idioma "neocriollo, común para toda América, un verdadero sincretismo cultural que conducía a la aparición de una raza nueva:" Raza blanca, raza roja, raza negra; con el ensueño azul de lo futuro, la aureola dorada intelectual, y lo pardo de las mezclas". En 1926 Alfredo Guttero decía que "sería mejor si recorriese las grandes capitales de Sud América y las grandes ciudades de la América del Norte". Como señala Marcelo E. Pacheco, "Figari sostenía la necesidad de crear una productividad autóctona, para lograr  una cultura propia había "que dejar de copiar modelos ajenos. Era la clave del arte nativista". Y Oliverio Girondo, en 1924, realizaba un viaje a Europa vía el Pacífico con estadías en Chile, Perú, Cuba, México y Nueva York: "una misión de confraternidad artística para el "intercambio de producciones, revistas y libros; ideas poesía, arte".
A su vez, estuvieron en Buenos Aires algunos "visitantes ilustres" relacionados con el tema americanista como Manuel Rodríguez Lozano y Julio Castellanos quienes se alinearon la revista Martín Fierro en sus cuatro meses de estadía; a través de Sur y de Amigos del Arte, y de la mano de Victoria Ocampo, formaron parte de la escena intelectual local Waldo Frank, presidente de la Unión Latinoamericana e integrante de Sur, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, José Ortega y Gasset, quien tomó a América como materia de reflexión para La rebelión de las masas (1930), y Hermann von Keyserling, que basó su libro Meditaciones sudamericanas (1932) en su viaje por esta región, entre tantos otros. En el único número de la revista Imán, publicada en París por Elvira de Alvear y Alejo Carpentier, se realizó una encuesta sobre el "Conocimiento de América Latina", y en las respuestas se hablaba de la necesidad de una América Latina no colonizada, integrada en su destino a la lucha de clases a nivel mundial, y del triunfo de la revolución proletaria...".

La historia del hallazgo

 Localizado en la galería de una quinta en San Miguel, Provincia de Bs. As., el mural fue adquirido en octubre de 2012 y constituye la primera compra realizada por el Comité de Adquisiciones de Malba (CDA), creado a principios de ese año con el objetivo de colaborar en la ampliación del patrimonio del museo. La pieza fue ofrecida a Malba por intermedio de Silvia Braier (presidenta de la Asociación Amigos de Malba), quien elevó la propuesta a Marcelo E. Pacheco, entonces curador en jefe del museo. Pacheco, especialista en Berni, constató la relevancia de la pieza y asesoró al CDA para concretar su incorporación al acervo del museo.
La extracción del mural estuvo coordinada y financiada por Malba. Durante seis meses, un destacado equipo de profesionales argentinos, encabezado por la restauradora Teresa Gowland de Frías y el arquitecto Marcelo L. Magadán, trabajó con las mejoras técnicas de traslado y restauración hasta su emplazamiento final en una de las salas del museo.
El mural Mercado colla o Mercado del altiplano (ca. 1940) amplía la presencia de Berni en la colección de Malba, que guarda uno de los conjuntos más importantes del artista, con obras y períodos clave de su producción: el ciclo surrealista con piezas como Susana y el viejo (1931) y La puerta abierta (1932); el Nuevo Realismo con  Manifestación (1934) y La mujer del sweater rojo (1935); sus series de Juanito Laguna y Ramona Montiel con La gran tentación (1962), el xilo-collage-relieve Ramona y el viejo (1962), El pájaro amenazador (1965) y Juanito dormido (1978); y Chelsea Hotel (1977) de su etapa en Nueva York, entre otras piezas centrales del artista. El mural americanista será el primer mural de Berni exhibido públicamente en un museo.

Berni. Mural americanista 

Se trata de una pintura mural al fresco buono, con detalles de terminación al secco, de 129 x 330 x 2 cm. Se desconoce la fecha de su ejecución, pero se calcula que podría haber sido hecha entre 1936, cuando Berni realizó su primer viaje por el Noroeste Argentino, y 1943, luego de su segundo viaje por la Puna, en el que pasó por Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia, gracias a una beca de la Comisión Nacional de Bellas Artes para estudiar las tipologías de las culturas coloniales y precolombinas en Latinoamérica.
El mural pertenece a una época clave en la producción de Berni en la que refuerza su compromiso con la realidad social. La pieza se inscribe dentro del “Nuevo Realismo”, doctrina estética que el artista inició en 1934, luego de la visita al país del mexicano David Alfaro Siqueiros. En esos años, Berni había descubierto el norte del país y, a partir de 1936, realizó un conjunto de obras dedicadas a la exaltación del carácter singular de la Puna y sus habitantes. Significó el encuentro con la raza indígena y con una cosmovisión común a gran parte de los países de la región.
De esta temática, Berni pintó además un mural en la entrada de su casa (ca. 1940), supuestamente destruido; los grandes óleos Jujuy (1937), hoy colección del Museo de la Patagonia Francisco P. Moreno, Bariloche; y Mercado indígena (1942) desaparecido; tres acuarelas tituladas Boceto de composición (1942) y otras dos, Apuntes de paisaje (1943), además de dos óleos, Coyas en el Altiplano (ca. 1940-1942) y Boceto para Mercado indígena (1942), todas de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes.
En Mercado colla o Mercado del altiplano, el artista exalta la etnia americana y mestiza colla como arquetipo del Norte Argentino, pero también del norte chileno, Perú y Bolivia, a la vez que rescata su cultura, su forma de vida, sus vestimentas coloridas, sus labores y su forma de comercio en su entorno geográfico: el paisaje árido de montañas del altiplano de la Puna y el poblado de arquitectura colonial-española. Esa pertenencia americanista puede funcionar como un nuevo punto de entrada para el estudio de la producción artística de Berni.

Biografía Antonio Berni 
Nace en Rosario en 1905. Comienza sus estudios en esa ciudad y en 1925 obtiene una beca que le permite viajar a Europa y concurrir a los talleres de André Lhote y Othon Friesz. Integra junto a Aquiles Badi, Héctor Basaldúa, Alfredo Bigatti, Horacio Butler, Raquel Forner, Víctor Pissarro y Lino Enea Spilimbergo, el grupo de artistas argentinos modernos conocido como “Los muchachos de París”. En esa época se pone en contacto con la pintura metafísica y con el surrealismo y adhiere a la idea de la acción artística comprometida con la realidad política y social, ideología que comparte con el poeta Louis Aragon, con quien traba amistad. Regresa a la Argentina en 1930. Trabaja en pinturas y collages surrealistas que expone en Buenos Aires en 1932 y con las que introduce dicha tendencia en las artes visuales del país. La crisis internacional y, particularmente, la nacional influyen en su poética que vira hacia un realismo crítico capaz de manifestar sus preocupaciones sociales. En 1933 toma contacto con el mexicano Siqueiros y con el concepto del mural como arte de proyección comunitaria. Desde entonces trabaja, a falta de muros públicos, en composiciones de gran tamaño, que tratan en escala monumental los conflictos de las clases populares. En 1934, con un grupo de jóvenes artistas –Piccoli, Gambartes, Grela, Pantoja, Calabrese, Paíno, entre otros– funda la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas de Rosario, en donde dirige la escuela-taller. Una beca de la Comisión Nacional de Cultura le permite viajar, en 1941, por Latinoamérica y estudiar su arte. En 1943 obtiene el Gran Premio de Honor del Salón Nacional. Al año siguiente funda, junto a Spilimbergo, Castagnino, Urruchúa y Colmeiro, el primer Taller de Arte Mural, con el que ejecuta la decoración de la cúpula de las Galerías Pacífico. En los años ´50 comienza una serie dedicada a los pobladores más humildes del interior del país, sobre todo de las provincias del Chaco y Santiago del Estero, con cuya representación se ocupa del fenómeno de las migraciones internas. En esa década retoma el collage, técnica que empleará profusamente en los ciclos de Juanito Laguna y Ramona Montiel. La elección de los materiales de deshecho se vuelve significativamente contextual. Chapas, cartones, papeles, maderas y rezagos industriales ambientarán las andanzas de Juanito en la villa miseria, así como encajes, puntillas de plástico o papel, y molduras de mobiliario barato, predominarán en el entorno prostibulario de Ramona. Gana el Gran Premio Internacional de Grabado de la Bienal de Venecia en 1962. Sus grabados también son premiados en la Bienal Internacional de Ljubljana, en la de Cracovia y en Intergrafik de Berlín. Renueva la xilografía a partir de la introducción del collage y de prominentes relieves ("xilo-collage-relieve"), además de realizar estampas de grandes proporciones. En 1965 se organiza una retrospectiva de su obra en el Instituto Di Tella, donde presenta los Monstruos polimatéricos, grandes objetos tridimensionales resueltos, como sus ensamblados, con material de descarte. Versiones de esta muestra recorren algunas ciudades del interior del país, Estados Unidos y Latinoamérica. Es designado Miembro Honorario de la Accademia delle Arti del Disegno de Florencia. A partir de 1967 trabaja en ambientaciones multimedia como Ramona en la caverna, El mundo de Ramona o La masacre de los inocentes, presentada en su retrospectiva de 1971, en el Museo de Arte Moderno de París. En los años ´70 recurre a elementos provenientes del realismo fotográfico, sin abandonar por ello su inclinación al expresionismo. Pinturas de esta modalidad son exhibidas en 1977, en Nueva York. Estos recursos nutren tanto a los ensamblajes de Juanito como a los de Ramona, que, por su parte, adquieren cada vez mayor relieve para casi transformarse en retablos modernos. En este estilo y reflejando los cultos populares, había realizado en 1976 la ambientación dedicada a La difunta Correa. En 1979 es nombrado miembro de número de la Academia Nacional de Bellas Artes. Con Apocalipsis y La Crucifixión culmina, en 1981, las imponentes pinturas destinadas a decorar la Capilla del Instituto San Luis Gonzaga de Las Heras, provincia de Buenos Aires, instaladas allí luego de ser expuestas en la capital argentina, junto a un conjunto de obras preparatorias. Fallece en Buenos Aires el 13 de octubre de 1981. El 17 de noviembre se inaugura en San Martín, provincia de Buenos Aires, el Monumento a Martín Fierro, su primera escultura en acero y bronce.

Equipo técnico
Coordinación general Victoria Giraudo
Preparación para la extracción y restauración de la obra Rest. Teresa Gowland de Frías
Proyecto y supervisión de la extracción Mg. Arq. Marcelo L. Magadán
Diseño y cálculo estructural de los bastidores Ing. Oscar María Galluzzi
Construcción de bastidores Syma Técnica S.R.L.
Fijación del bastidor definitivo Rest. Laura Basterrechea
Apoyo operativo en obra y taller Sres. Horacio Vidal e Ismael Vidal
Análisis de laboratorio Lic. Marcela Cedrola
Asesoría inicial Alejandro Bustillo
Traslado y emplazamiento Delmiro Méndez e Hijo S.A.
Videofilmación El Pampero Cine
Coordinación de museografía Gustavo Vásquez Ocampo      
Malba – Fundación Costantini | Avda. Figueroa Alcorta 3415 | C1425CLA | Buenos Aires, Argentina | T +54 (11) 4808 6500 | info@malba.org.ar  | www.malba.org.ar

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