Arte y devociones dominicas en el mundo colonial |
Guillermo Alonso Director General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en la inauguración para la prensa |
Jorge Cometti Director del Museo Fernández Blanco inaugura oficialmente las Nuevas salas de exposición |
restauración de objetos |
las figuras que se restauraron |
figura restaurada |
Arte y devociones dominicas en el mundo colonial |
Objetos y prendas litúrgicas del mundo colonial |
Con el sudor de sus rostros - Artesanos y gremios en la Buenos Aires colonial |
Arte y devociones dominicas en el mundo colonial |
artesanos y gremios en la Buenos Aires colonial |
la restauración de las salas |
objetos de plata |
máscaras y objetos de plata |
Artesanos y gremios en la Buenos Aires colonial |
objetos en vitrinas |
(Buenos Aires)
Con la presencia de funcionarios
del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires,
Representantes de la Orden de
Frailes Predicadores de Santo Domingo, del Presidente de la Asociación de
Amigos y de la Fundación American Express – quien contribuyó con un subsidio para la restauración
de las obras- se realizó anoche la inauguración oficial de las Nuevas salas de
exhibición permanente del Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández
Blanco. Antes de la inauguración oficial, se presentó a la prensa y también se
realizó una visita guiada por todas las salas del museo. Brinda especial marco a esta presentación la recuperación completa de la fachada del Palacio Noel, obra realizada por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
La inauguración de las nuevas salas de exhibición permanente denominadas "Integridad, proporción y brillantez. Arte y devociones dominicas en el mundo colonial" y "Con el sudor de sus rostros. Artesanos y gremios en la Buenos Aires colonial" concluye la renovación integral en el Palacio Noel que ha incluido una importante labor para la restauración de piezas y su mejor conservación. El proyecto fue desarrollado por el Museo Fernández Blanco a través del subsidio internacional para la protección del patrimonio histórico que otorga la Fundación American Express, bajo el auspicio de la Asociación de Amigos del Museo Fernández Blanco, el impulso de la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la participación de la Orden de Predicadores de Argentina.
Integridad, proporción y brillantez
“Integridad, es decir perfección,
proporción, entendida como armonía, y brillantez, no como lujo ostentoso sino
en su acepción de luz y claridad en el mensaje, fueron los parámetros con los
que el gran teólogo y filósofo dominico Santo Tomás de Aquino definió el Arte.
Al igual que en el resto de
América, a su llegada a los territorios de Córdoba del Tucumán, Cuyo y Río de
la Plata, la Orden de Frailes Predicadores de Santo Domingo se empeñó en el
perfeccionamiento de la Fe, en la difusión del conocimiento filosófico y de la
ética cristiana, y en la promoción de las artes.
A través del esplendor de sus
conventos y templos, el bien y la belleza fueron entendidos como reflejo de lo
divino. No fueron sólo promotores y protectores de artistas y artesanos,
quienes muchas veces vivían o tenían su taller en los propios conventos, sino
que, también, los mismos frailes ejercieron diferentes disciplinas artísticas.
Por su parte, los terciarios de la Orden y los cofrades de
la Virgen del Rosario propiciaron
la importación, la producción y la donación de obras de arte para los templos.
Así, los conventos de Predicadores se abastecieron de producciones locales,
pero también enriquecieron sus altares y claustros con obras provenientes de
otros lugares de América, Europa y Asia.
La iglesia de Nuestra Señora del
Rosario de Buenos Aires fue el último gran templo erigido en la ciudad durante
el período colonial. Construida a lo largo del siglo XVIII, gracias al aporte
financiero de Juan Lezica y Torrezuri, Manuel Rodríguez de la Vega y otros
terciarios, fue consagrada en 1786. Las esculturas, retablos y pinturas que la
revistieron, con excepción de la imagen titular, mucho más antigua, fueron
realizados entre 1770 y 1820, convirtiéndose así
en un conjunto notable de
homogeneidad estilística. Lamentablemente, los infortunados hechos de 1955
provocaron la destrucción o dispersión de muchos de esos bienes artísticos. Sin
embargo, algunos de ellos tuvieron como destino al Museo de Arte
Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco.
Como cierre del VIII Centenario
de la Confirmación de la Orden Dominica (1216-2016) y en el marco del IV
Año Jubilar de la primera santa americana, Santa Rosa de Lima,
(1617-2017), el Museo Fernández Blanco se suma a estas celebraciones con
una muestra que pone de manifiesto el accionar de la Orden de los Predicadores
en el Virreinato del Río de la Plata a través de los lienzos, tallas y objetos
litúrgicos exhibidos en sus nuevas salas”.
Con el sudor de
sus rostros
Artesanos y gremios en la Buenos
Aires colonial
“En Buenos Aires, el término gremio
era utilizado desde época muy temprana por los artesanos y las autoridades, sin
embargo fue recién en 1780 que el Virrey proclamó “la conveniencia de
reducir a gremios y por clases a todos los artistas y oficiales
mecánicos”, ordenando comparecer ante el Escribano de Gobierno a quienes
fuesen maestros, oficiales o aprendices, términos con los que se referían a sí
mismos. Los zapateros que se presentaron fueron 354, constituyendo la actividad
artesanal con mayor cantidad de miembros de la Ciudad, seguida por la de los
carpinteros, los sastres y los albañiles.
Los artesanos constituían una
categoría social amplia, diversa y jerárquica, siendo el material con el que
trabajaban lo que determinaba la diferencia. El cuero y la madera no poseían la
nobleza de la plata, por ello los plateros exigieron que su gremio fuera
reconocido un arte liberal y no un oficio mecánico.
Las piezas exhibidas permiten
aproximarnos a los saberes, la producción y el consumo de aquella sociedad, sus
necesidades y sus gustos”.
Ver para celebrar: Objetos y
prendas litúrgicos en el
mundo colonial
“La liturgia exige el uso de
prendas y objetos específicos para la celebración del culto público, del cuales
quizá la misa el ejemplo más acabado en la iglesia católica. Dichas prendas y
objetos son signos y símbolos que remiten al dogma.
De allí, la casulla con que se
reviste el celebrante y el cáliz que eleva son atributos imprescindibles que
legitiman el acto que realiza, un acto sagrado.
La sacralidad de estas prendas y
objetos se hace manifiesta a través de los ricos materiales y sofisticadas
técnicas con que fueron realizados, en las que se percibe un valor estético
compartido por los fieles. El ritual entonces demandaba la confección de
prendas y objetos por parte de diversos artesanos, como sastres y plateros o
cordoneros y tallistas, los mismos que producían para abastecer las necesidades
de la vida cotidiana.
Las piezas exhibidas dan cuenta de
un valor estético propio del pasado, si bien el sentido de aquellas prendas y
objetos permanece inalterable”.
El guión completo
“Con la apertura de este grupo de
salas nuevas, el Museo de Arte
Hispanoamericano
Isaac Fernández Blanco concluye el guión museológico dedicado a su patrimonio
de arte colonial: El cuarto mundo.
El cuarto mundo
es
un relato posible sobre nuestro pasado colonial.
Es también una lectura sobre el
impacto que produjo en un mundo concebido occidentalmente como tripartito y
jerárquico, de europeos, asiáticos y africanos, la irrupción de un cuarto
espacio desconocido: América.
La lente se ajusta sobre los
actores de la historia, igualmente ricos y complejos y el devenir de
influencias culturales entre lo viejo y lo nuevo, entre lo conocido y el
misterio, entre la realidad y la fantasía. Ya sea por imposición o sacrificio, por
la conveniencia económica o la búsqueda desesperada de estrategias de supervivencia,
los aventurados, los sometidos y los clandestinos, todas esas voces diversas
contribuyeron a generar un producto original e irrepetible que se tradujo en
todas las manifestaciones del arte hispanoamericano, el primer capítulo de
nuestra identidad.
Buenos Aires, como pocas ciudades en
Latinoamérica, ha borrado de manera vergonzante el paso de los siglos
coloniales. El Museo Fernández Blanco es el único espacio donde podemos
unir los retazos de ese pasado virreinal, a través de testimonios artísticos
generados por tres áreas geográfico culturales de influencia, el mundo
Surandino, fusión de los suyus incas con el imperio
español, la cultura de la
selva, un experimento jesuita sobre los pueblos guaraníes, moxos y
chiquitanos y la propia Buenos Aires como puerta del Atlántico,
un lugar de entrada y salida, legal e ilegal, de paso y de promisión.
Brinda especial marco a esta presentación
la recuperación integral de la fachada del Palacio Noel, obra realizada por el Ministerio
de Ambiente y Espacio Público del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”.
www.buenosaires.gob.ar/museofernandezblanco
www.buenosaires.gob.ar/museofernandezblanco
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